Ex presidenta del comité de empresa de la fábrica de loza de San Claudio

D. ORIHUELA

-¿Cómo ha pasado este año desde que cerró la fábrica?

-Ha sido el peor año de toda mi vida.

María José Mon fue presidenta del comité de empresa de la fábrica de loza de San Claudio, y en los últimos años, antes del cierre de la factoría el 30 de junio del año pasado, fue representante del sindicato CC OO. Una de las voces más críticas con la gestión de Álvaro Ruiz de Alda, propietario de la empresa y quien decretó el cierre. Luchó todo lo que pudo para evitar el cerrojazo a más de un siglo de historia. No pudo ser. Ahora, un año después de su despido, regenta un bar en Pumarín. A la tragedia de haberse quedado sin trabajo se suma que una semana después de firmar la extinción de su contrato, a principios de julio del año pasado, falleció su madre.

-De despedida de San Claudio a empresaria hostelera.

-Trabajé 22 años en la fábrica de loza, y antes había estado de dependienta. Siempre me gustó trabajar cara al público y tenía muy claro que no quería quedarme en casa, que tenía que salir. Me surgió la posibilidad de coger el traspaso de una taberna y dije que sí. Cobré todo lo que tenía de paro y me arriesgué.

-En plena crisis económica.

-Sí. Mucha gente me dijo que estaba loca, que no era el momento, pero tenía que salir de casa y hacerlo.

-¿Ha vuelto a visitar San Claudio después de su despido?

-No, no he podido, me daría demasiada pena. Me han dicho que la fábrica está completamente abandonada y prefiero no verlo. El Ayuntamiento de Oviedo y la Consejería de Cultura del Principado se pasan la pelota de uno a otro, y al final todo está abandonado y se acabará perdiendo.

-¿Mantiene contacto con sus ex compañeros de trabajo?

-Sí. Al tener una taberna son muchos los que pasan por aquí a visitarme. La mayoría son mujeres y mantenemos una buena relación. Fueron muchos años en la fábrica y de allí me he llevado un buen puñado de amigos.

-Y recuerdos familiares.

-Sí. Mi hermana Consuelo -que atiende la barra del bar durante la entrevista- trabajó en la locería durante 34 años, y fue despedida en el primer expediente de regulación de empleo. En casa tengo loza de San Claudio y me da mucha pena.

-¿Está feliz con su nueva vida?

-No me puedo quejar. Trabajo para mi y soy mi propia jefa. Lo que necesitaba era tener un sueldo para ir tirando, no quería quedarme en casa o ponerme a hacer cursillos después de que nos despidiesen. Llevo seis meses con la taberna y por ahora puedo decir que estoy contenta.