Candidata en problemas | A Meli la llamaron para valorar la dependencia 3 semanas después de la muerte de su padre

Covadonga Tomé (Podemos) llama a "reconocer el trabajo" de las cuidadoras y a reforzar un sector en el que "se pueden crear 3.000 empleos de calidad"

Por la izquierda, Gloria Fernández, Xune Elipe –número dos de la candidatura de Podemos–, Amelia Laruelo, «Meli»; Covadonga Tomé y Josefa Fernández, «Fifi», ante la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar. | Juan Plaza

Por la izquierda, Gloria Fernández, Xune Elipe –número dos de la candidatura de Podemos–, Amelia Laruelo, «Meli»; Covadonga Tomé y Josefa Fernández, «Fifi», ante la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar. | Juan Plaza / Marcos Palicio

LA NUEVA ESPAÑA ha puesto en marcha una serie de reportajes que enfrentan a cada uno de los candidatos a la Presidencia del Principado con un problema que considere capital resolver. La aspirante de Podemos, Covadonga Tomé, escucha a tres mujeres que han sufrido los retrasos y la falta de diligencia de la Administración en la tramitación de las ayudas para los cuidados y la dependencia.

Meli va a tener que esforzarse para ahogar una lágrima. Ha revivido con entereza los años de esfuerzo al cuidado de sus padres, pero le cuesta contenerse al llegar a aquella llamada que recibió de la Administración para valorar el grado de dependencia de su padre. El teléfono sonó tres semanas después del funeral, año y medio después de la solicitud, y ahí sí que no se pudo reprimir. Al otro lado tuvieron que escuchar "alguna palabra fea. Estaba enfadada con el mundo. Me sentía impotente". Su historia es una de las tres de mujeres cuidadoras que ahora escucha Covadonga Tomé, candidata de Podemos a la presidencia del Principado, para corroborar que urge el reconocimiento y la dignificación del trabajo de los que cuidan, la retirada de los obstáculos burocráticos que atascan las solicitudes, la agilización de trámites y el refuerzo del personal que presta atención en el sector de los cuidados.

Meli, Amelia Laruelo, es de Gijón, auxiliar sanitaria, y recita de memoria los síntomas y las complicaciones del mieloma múltiple, "un cáncer hematológico que afecta a la médula espinal" y que acompañó a su padre durante los diez últimos años de su vida. "Recibió quimioterapia y radioterapia, tuvo un pólipo maligno en la cuerda vocal izquierda que le dejó cuatro meses sin hablar… Sufrió una neumonía bilateral, se fracturó el fémur, tuvo infecciones de riñón y orina por cientos…" Ella se despertaba cada tres horas para cambiarlo de postura y evitar las escaras y acabó dejando de trabajar en 2015, cuando la muerte de su madre, también enferma, hizo que el estado de salud del padre cayese "en picado". ¿Ayudas? "Ninguna". Desde que abandonó su empleo, "vivíamos los dos con los 860 euros que le quedaron a él de pensión" y cuando murió, al amanecer de la Nochebuena de 2018, hacía año y medio que ella había cursado la solicitud de la dependencia después de unos cuantos intentos de obtener ayuda y otras tantas respuestas negativas. El teléfono sonó tres semanas después del entierro. "Que querían venir a valorar a mi padre".

Lo que recibió Gloria Fernández, de Castañedo (Belmonte de Miranda), fue una carta, y a ella también le llegó tarde, cuando habían transcurrido dos semanas del fallecimiento de su madre. La enfermedad de su padre, un alzheimer que duró diez años, le interrumpió el doctorado en Geografía e Historia por la UNED. Lo atendió hasta que falleció y al mismo tiempo y después hizo lo mismo con su madre, que tenía demencia senil, que se rompió las dos caderas. A ella le concedieron la dependencia, pero "después de muerta", lamenta, recordando que los cuidados le costaron su propia enfermedad, que "pedí la ayuda a domicilio, pero tenía que pagarla", y que el estrambote de su historia le llegó después de pasar un tiempo al cuidado de una tía. "También se fracturó las dos caderas, la ingresamos en una residencia que pagaba con sus ahorros" y "un año después de su muerte me llega una carta del servicio tributario del Principado para que aclare los gastos de mi tía de 2018 a 2020". "Yo en este momento sólo tengo deudas", protesta, "y me quieren poner una sanción por si le gasté el dinero a mi tía" para evitar el pago del impuesto de sucesiones…

"No es casualidad que hablen sobre todo mujeres", apunta Covadonga Tomé, que ha escogido entre todos los problemas que quiere resolver éste muy feminizado de las personas "que dedican una cantidad importante de años al cuidado de hijos o mayores sin recibir nada a cambio", o sobre todo sin que muchas veces les lleguen a tiempo las ayudas que invariablemente les ofrecen los programas y las propuestas de los partidos y los gobiernos. Josefa Fernández puede hablar durante horas de la falta de reconocimiento. En su vida, y sobre todo durante los 25 años que vivió José Evaristo, su hijo con parálisis cerebral, Fifi trabajó por lo menos como "medico, enfermera y vigilante" en turnos de 24 horas al día, pero al llegar a la edad de la jubilación comprobó con disgusto que para la Seguridad Social, "con lo que tengo cotizado me faltaba un año para llegar al mínimo" que da derecho a la pensión.

Se dedicó a su hijo, cuenta, "desde el primer al último día". Se cansó de "ir de puerta en puerta de instituciones" y de encontrarlas "todas cerradas" y ahora se pregunta "dónde iba yo a trabajar" teniendo lo que tenía encima, o "con quién dejaba al chaval" cuando a su marido le diagnosticaron un cáncer de colon. Ya va a hacer 26 años que murió José Evaristo, pero todo lo que dice Fifi les suena mucho a Meli y a Gloria.

Lo primero, así empieza la respuesta que Covadonga Tomé quiere ofrecer desde la política, es identificar de manera decidida "el cuidado y la dependencia como un derecho". También "hay que reconocer como tal el trabajo de las cuidadoras y su papel clave en el tejido social" y, más concretamente, "agilizar" los trámites en la Consejería. "Dotarla adecuadamente de personal y recursos" y habilitar en los ayuntamientos "una ventanilla única en la que la gente pueda acceder a las ayudas de una forma ágil". La formación morada se lleva a la campaña de las autonómicas una propuesta adicional para "remunicipalizar los servicios de ayuda a domicilio" asociada a un refuerzo de personal y a una mejora de las condiciones laborales de las trabajadoras. Han calculado, "y no es un brindis al sol", que se pueden generar "3.000 puestos de trabajo de calidad en el sector de los cuidados". Su lista de ofertas opta además por "desprivatizar las plazas de las residencias de mayores" y por "tender a tener cada vez más", también para otras personas dependientes, aclara, "que no sean mayores". Las que ahora tienen a su alcance son "muy pocas y privadas".

Suscríbete para seguir leyendo