Rafael Canogar: "Todas nuestras exposiciones de El Paso fueron mal recibidas"

El histórico artista plástico explica en Avilés su paso a la figuración: "Quería trabajar la tela como un campo de labor"

Antonio Ripoll, el rector Ignacio Villaverde y  Rafael Canogar ayer, en el Niemeyer.

Antonio Ripoll, el rector Ignacio Villaverde y Rafael Canogar ayer, en el Niemeyer. / María Fuentes

Saúl Fernández

Saúl Fernández

Rafael Canogar, uno de los fundadores del histórico grupo artístico El Paso, confesó: "Todas nuestras exposiciones fueron muy mal recibidas por la crítica, pero lo dábamos por bien venido porque así nos asegurábamos de que estábamos en el correcto camino". Y el público que se juntó ayer tarde en el cine del Niemeyer para escuchar a uno de los más importantes artistas plásticos europeos soltó la primera carcajada.

Canogar, 87 años floridos, empezó a ser grande junto a Daniel Vázquez Díaz –su maestro– y sigue en la cresta de la ola en este momento. "Donde de verdad estoy cómodo es entre mis telas, en la mesa de trabajo", confesó al comienzo de su charla con la profesora Genoveva Tusell, la responsable de la exposición "Vuelta al revés del revés", una retrospectiva histórica sobre todos los artistas españoles presentes en las distintas bienales de Sâo Paulo, en Brasil (hasta el 30 de diciembre, en el complejo cultural de la ría). Allí, bajo la cúpula diseñada por Oscar Niemeyer, hay varias piezas de Canogar: "Los revolucionarios" es una de las más inmejorables.

El artista toledano contó sus comienzos junto a Vázquez Díaz. "Dijo que yo había llegado con pantalones cortos, pero no era verdad", le confesó a Tusell, que dirigió la primera conversación de la vuelta del ciclo de la Palabra al Niemeyer –la última sesión fue en enero–. En todo caso, sí que era el más pequeño de los alumnos de un profesor que había sido amigo de Juan Gris y lo era de Picasso. "Iban muchos amigos a su casa y nos lo presentaba", recordó Canogar. Uno de ellos, Salvador Dalí. "Iba a dar una conferencia en el María Guerrero". La de "Picasso es español, yo también soy español; Picasso es un genio, yo también; Picasso es comunista, yo tampoco". Y ahí hubo otra carcajada. Como en el hecho de dejar de una vez para siempre claro el lugar en que se fundó El Paso.

"Mi carrera empezó cuando salí del aula de Vázquez Díaz. Me fui a una galería de Fernando Fe, en la Puerta del Sol", relató. "La llevaba el crítico Manuel Conde y también Luis Feito", añadió. Los tres empezaron a discutir sobre en que había que hacer nuevo el arte contemporáneo español. "En la galería de Fernando Fe se fundó El Paso y no donde dicen algunos de mis compañeros", reconoció el artista a los espectadores que siguieron el embrujo de su sus relato en el sala de proyecciones del Niemeyer.

El Paso duró muy poco (tres años): "Después cada cual siguió su camino", dijo. Y entre esos "cada cuales" estuvieron: el propio Rafael Canogar, Luis Feito, Juana Francés, Manolo Millares, Manuel Rivera, Antonio Suárez, Antonio Saura y el escultor Pablo Serrano. Además, los críticos de arte José Ayllón y Manolo Conde. Luego se sumaron Martín Chirino y Manuel Viola. "Llegaba poca información de lo que se hacía fuera, pero teníamos muy cerca el museo del Prado, que nos dio raíces", reconoció Canogar. Mencionó a Goya, Velázquez, El Greco... "Pensamos que teníamos que formar un grupo para conseguir más fuerza", continuó. Y la fuerza llegó a base de exponer por media Europa. Y a recoger premios. Chillida venció en la Bienal de Venecia y Canogar hizo lo propio en Sâo Paulo. "Este premio cambió todo: de no vender nada, a venderlo casi todo", señaló.

Precisó también que aquello que hacían él y sus compañeros del Paso "era informalismo, aunque otros lo llaman otra cosa". Contó que en un momento dado necesitaba pasar de allí a la figuración (creaciones con recreaciones humanas). "Quería trabajar la tela como un campo de labor castellano porque esa era mi tierra. Pintaba con las manos, dejando surcos", es decir, necesitaba del país que ambicionaba. "Queríamos una España nueva, libre y democrática", subrayó el artista.

El camino hacia la figuración lo emprendió avanzada la década de los sesenta y le llevó a la creación en tres dimensiones. Por ejemplo, "Los revolucionarios", la pieza principal de la exposición de la cúpula (es la portada elegida). Algunos de los personajes de la pieza se salen del marco. Arte con compromiso político, arte pegado en el mundo que dejó huella en la historia plástica. "Cuando se firmó el tratado de las bases hubo también un fleco cultural. Fernández del Amo, el director del museo de Arte Contemporáneo, nos llamó para que le ayudáramos a colgar una exposición del Moma".

Nadie la vio, pero fue el primer paso internacional de los del Paso. Luego vino París, Nueva York.

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