Juan Carlos de la Madrid | Historiador, autor de «Avilés, una historia de mil años»

"Como historiador, lo que puedo hacer por mi pueblo es contar su historia, con distancia, método y profesionalidad"

"Toda la Edad Moderna estaba huérfana de investigaciones de poso que incluyeran a Avilés; afortunadamente hoy está en otra situación"

Juan Carlos de la Madrid posa en un soportal de la plaza Carlos Lobo con su último libro en la mano y la iglesia de San Antonio de Padua (el edificio más antiguo de Avilés) a su espalda. | María Fuentes

Juan Carlos de la Madrid posa en un soportal de la plaza Carlos Lobo con su último libro en la mano y la iglesia de San Antonio de Padua (el edificio más antiguo de Avilés) a su espalda. | María Fuentes / C. Jiménez

C. Jiménez

Juan Carlos de la Madrid Álvarez es Doctor y Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo, Diplomado en Cinematografía por la Universidad de Valladolid y especialista en Gestión Cultural y Territorio (Universidad de Oviedo-IUDE), faceta esta última en la que ha desempeñado una larga trayectoria profesional en la función pública, aún hoy en activo. Como historiador ha escrito una veintena de libros sobre historia social, cine, espectáculos populares, patrimonio histórico, historia de la prensa, emigración y deporte, entre otros asuntos. Se ha especializado en la investigación de los fenómenos que desembocaron en el nacimiento de los espectáculos de masas (cine, teatro popular, prensa, fotografía, cómic, turismo, deporte...). Su último libro, "Avilés, una historia de mil años", la reedición del libro publicado hace 25 años, es una síntesis actualizada y corregida del trabajo de años atrás que el propio autor define como biografía urbana. Hace pocos días se presentó en el Centro de Servicios Universitarios.

–Es la quinta edición de "Avilés, una historia de mil años", un libro que apareció hace veinticinco años y que se vendió mucho entonces, ¿es el mismo?

–Efectivamente fue un libro muy vendido y, quiero pensar, muy leído. Los que lo tengan, incluso los que hayan leído las cuatro ediciones anteriores (si es que alguien hubiera) encontrarán en éste un libro distinto desde el índice, con trece epígrafes nuevos. Casi todo lo demás dobla la cantidad del original, sobre todo las páginas. El primer libro tenía un generoso lomo para resguardar 477 páginas que, en éste, para pesadilla del editor, ¡son casi 1.000! Ya le digo, otro libro. Uno, muy singular. Es un libro que no se puede leer del tirón, o sí, porque dicen que se lee fácil. En todo caso es un libro de consulta con vocación enciclopédica, pero también un libro que pretende ser divulgativo y de lectura amable si alguien se adentra en un período concreto.

–Usted ha escrito veinte libros. ¿Tiene este algo de especial?

–Mucho. No digo que sea mejor ni peor que los otros, pero es muy distinto. Más que un libro es un proyecto vital que lleva acompañándome media vida. Nunca lo he dejado de lado, siempre completándolo, corrigiéndolo, por si un día volvía a aparecer. Y ese día ha llegado. Hemos envejecido juntos, o, mejor, yo he envejecido y él no. Es mi retrato de Dorian Grey, pero al revés: cuando me siento viejo, me miro en este libro para verme más joven.

–Comente alguna de las novedades que completan la primera edición.

–La principal es que todo el texto se ha corregido en su integridad porque he tenido que recoger las novedades de toda la historia escrita en estos veinticinco años. Y eso supone reescribir todos los períodos, desde la Edad Media hasta hoy. Hay casos muy llamativos, por ejemplo toda la Edad Moderna, que estaba huérfana de investigaciones de poso que incluyeran a Avilés y hoy está en otra situación, y otros más concretos y recientes como la historia del nacimiento, muerte y resurrección del Centro Niemeyer, como parte de los veinticinco años que pasaron entre la primera edición y ésta, que también están aquí incluidos. Lo mismo podría decir de aportaciones nuevas y singulares en las imágenes, como la acuarela dedicada al puerto de Avilés, de Pedro Grolliez, que posiblemente sea la primera representación de Avilés en la historia en una imagen de este tipo: la primera vista de la villa de Avilés en 1782.

–¿Qué cosas son iguales?

–Sobre todo dos principios irrenunciables que supusieron gran novedad cuando este libro apareció y que, aún hoy, siguen siendo novedosos: contar la historia de Avilés, de cuatro formas diferentes, cuatro historias en una que, en este libro, son ya seis. Eso, y la otra característica esencial de la obra que la convierte en un proyecto vital: la biografía urbana de Avilés que describe el libro de principio a fin, aunque el fin suponga salirse de la historia y circular por el presente hasta el día mismo en que el libro entró en imprenta. Asumiendo todos los riesgos de mezclar historia y presente. Son los veinticinco años que no existían cuando el primer libro fue escrito y que aquí se narran con abundancia de datos, ya que la distancia no permite precisar el análisis. Desde antes del fuero a después del coronavirus.

–Le ha salido un libro voluminoso.

–La arqueóloga Otilia Requejo, al verlo por vez primera, dijo que era un ladrillo. Yo más bien pienso que es un adobe. Está hecho con el barro de la historia calentado al sol del conocimiento, pero con poca paja. Además es un libro bello. Gracias al trabajo de Esther Prieto y Samuel Castro, de ediciones Trabe. Y eso que era un libro difícil de hacer. Afortunadamente, esas mil páginas quedaron resguardadas por una cubierta que facturó Miguel de la Madrid, siempre certero para plasmar las ideas de su padre, aunque éstas fueran un juego con los naipes de la historia Avilés. Él es el coautor de la cubierta de este libro. Y su hermano Nicolás, el autor de la foto de la solapa. Me han salido muy baratas para lo mucho que lucen.

–¿Cómo se ha decidido a reescribir el libro?

–Yo no pensaba reescribir este libro hasta que Otilia Requejo, siendo directora general de Patrimonio, me animó a ello. Y después de ella pasaron otros dos directores más, hasta que, siete años después de reescribir y corregir cada día sobre este libro, acabó esa obsesión en tiempos de Pablo León, actual director de Cultura y Patrimonio, que ha sido el verdadero campeón de esta larga batalla. Y menos mal que ha sido así, ya que nadie ha querido editar este libro en Avilés. Se intentó con instituciones políticas, culturales o económicas. Algunas venerables y más que centenarias, pero no pudieron, no supieron y, algunas, no quisieron editarlo.

–Parece extraño tratándose de la única historia completa y profesional que se ha escrito sobre Avilés.

–No hay un libro como éste en el resto de ciudades de Asturias y, con el método que éste emplea, tampoco lo hay en España. Para mí es algo incomprensible que debe ser parte de ese "modelo Avilés" del que por ahí se habla. Tiene que serlo, porque esto no pasaría en ninguna otra ciudad del planeta Tierra. Aunque, como es una corta tirada, las instituciones y sus regidores aún están a tiempo de enmendar el error. Aumentar la tirada, ahora que el libro ya está hecho, es mucho más barato. Deberían coger el guante de esta oportunidad "low cost" de divulgar la historia de Avilés entre los avilesinos. No se entendería lo contrario.

–Ha dicho en su presentación que éste era un "libro libre". ¿Qué quería decir?

–Nunca ha sido oficial en su interpretación de la historia de esta ciudad, incluso en esta edición en la que una institución corre con los gastos editoriales, lo que honra mucho a esa institución, por cierto. Este autor y este libro se escapan de cualquier historia oficial. Y es un pequeño milagro que se edite una historia de Avilés gracias a la Consejería. Así ha sido desde su primera edición. Y esto tiene ahora más significado que nunca porque los libros se escriben para algo. Yo lo he escrito porque lo considero un libro necesario, que aún le puede ser útil a Avilés. No saco beneficio económico alguno, por más libros que se vendan. Sólo gana Avilés, teniendo la mejor historia local que he podido escribir. Es una edición casi simbólica, para conmemorar el acontecimiento de que un libro como éste se reescriba un cuarto de siglo después. Aunque esto no fuera así, aunque fuese una tirada gigante y vendiera todos los ejemplares, yo no ganaría ni un céntimo de euro.

–¿Por qué?

–Este libro es un regalo. El regalo lo hace el autor. Regalo mi esfuerzo de tantos años. Mi propósito es entregar a la sociedad un libro útil, para que le sirva a Avilés en momentos difíciles. Yo soy historiador, lo que yo puedo hacer por mi pueblo es contar su historia. Contarla con distancia, con método y con profesionalidad. Contarla y no servirme de ella, sino acercarla para que les sirva a todos. De momento, el libro ya ha sido útil con sólo presentarse, pues ha provocado el ofrecimiento del director del Museo de Bellas Artes de Asturias para hacer una exposición de pintores avilesinos. Algo único. Esta es la historia de Avilés, que creo que es una guía de lo que debe y no debe hacer la ciudad para, de una vez por todas, salir de estos momentos tan críticos y tan largos. Instituciones públicas, privadas o empresas, deberían encargarse de darle toda la difusión posible, para que los avilesinos puedan ser dueños de la historia de su ciudad. Su propia historia.

–No es un objetivo frecuente en otros autores.

–No lo es en estos tiempos en que la historia está secuestrada por el poder, que intenta dar pasado a su presente imponiendo la versión única o decidiendo quien cuenta o no cuenta la historia, o que libros se publican o no. También ahora la historia está colonizada por intrusos que se hacen pasar por historiadores y, en realidad, son descuideros de las ideas ajenas, supervivientes y plagiarios en general.

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