XIX Simposio nacional sobre el «Modelo Avilés» de atención a la Salud Mental
Salud admite que se necesitan más medios para seguir bajando la ratio de suicidios en Asturias
Los psiquiatras alertan del riesgo de «mercantilizar» a los enfermos mentales graves en beneficio de intereses de empresas privadas
El consejero de Salud del Principado, Pablo Fernández, aseguró ayer en Avilés que Asturias está bajando sus cifras de suicidio, aunque este dato «no debe tranquilizar al sistema» y es preciso, añadió, «aumentar los medios y esfuerzos para revertir la situación». Fernández acudió a la inauguración del XIX Simposio nacional sobre Tratamiento Asertivo Comunitario (TAC), una cumbre psiquiátrica que dura hasta mañana y en la que si algo quedó claro es que, como bien admitió el Consejero, hace falta dotar de más medios los equipos de Salud Mental: personal especializado, presupuesto, más apoyo para los programas de rehabilitación social y laboral y residencias tuteladas (que no centros psiquiátricos a la antigua usanza.
Pablo Fernández se hizo eco de los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística que hablan de un 36 por ciento de incremento de casos de suicidios en España en el último año, para aseverar que «en el noroeste de España y concretamente en Asturias es un tema realmente preocupante». Las cifras, prosiguió, «apuntan a que la tendencia en España sigue al alza, pero, afortunadamente, en Asturias es al contrario: estamos mejorando los datos, pero eso no puede tranquilizarnos, aunque sí nos indica que el tratamiento que hacemos en Asturias es el apropiado y tenemos que seguir aportando medios, tiempo y esfuerzo».
El Consejero dijo que una de las principales herramientas diseñadas por su departamento es el nuevo plan de salud mental aprobado por el Principado, «que plantea un enfoque integral de promoción de salud para impactar en las causas que producen estos problemas que tienen que ver con el estado emocional, pero también en la pobreza, la falta de trabajo o la violencia de género que ahora algunos niegan».
El Plan de Salud Mental, que tiene plazo de vigencia hasta 2030, contempla un aumento progresivo del número de profesionales de la psiquiatría y la psicología, además de su introducción en la atención primaria, para abordar los problemas mentales antes de que se instaure la enfermedad.
El Plan de Salud Mental, que tiene plazo de vigencia hasta 2030, contempla un aumento progresivo del número de profesionales de la psiquiatría y la psicología, además de su introducción en la atención primaria.
La alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, que también asistió a la inauguración del simposio, puso en valor la importancia del evento, sobre todo porque la salud mental ya está asentada en la agenda política y social «y la ciudad se ha convertido en un ejemplo, hasta el punto de denominarse ‘Modelo Avilés’ el tipo de atención que reciben este tipo de enfermos y que a diferencia del antiguo modelo potencia la atención domiciliaria y la permanencia del paciente en su entorno social y familiar.
El jefe del equipo que puso en marcha hace casi dos décadas el «Modelo Avilés» en el área sanitaria de la comarca, Juan José Martíne Jambrina, fue uno de los ponentes de la jornada inaugural. Habló del lento y desigual despliegue de los TAC en Europa y en España, haciendo mención a que Asturias «si bien todo es mejorable, es una excepción positiva». Para los profesionales de la psiquiatría es «frustrante» que el «Modelo Avilés» –que va en línea con la recomendación de la Organización Mundial de la salud (OMS)– no se generalice de modo uniforme. Asimismo, alertan de que «los intereses económicos de empresas privadas presionan para mantener abiertas camas psiquiátricas, que cada vez son más caras». Esto, temen, «podría llevarnos a una desaconsejable mercantilización de la salud mental de consecuencias irreparables».
Un repaso a la magna obra del premio Nobel español Santiago Ramón y Cajal fue la contribución del simposio nacional sobre Tratamiento Asertivo Comunitario (TAC) al investigador que es considerado el «padre» de la neurociencia.
El doctor Alberto Durán Rivas, responsable del servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Ferrol, moderó una mesa en la que intervinieron el doctor Fernando de Castro Soubriet, del Instituto Cajal-CSIC de Madrid; y la doctora Cristina Nombela Otero, investigadora y miembro del departamento de Psicología Biológica y de la Salud de la facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid, en su caso para poner de relieve la existencia y valía de las llamadas «discípulas de la Escuela de Cajal».
Y es que, como en otros tantos ámbitos, las mujeres que investigaron y trabajaron codo con codo con Ramón y Cajal acabaron siendo «invisibles» de puertas afuera. La doctora Nombela las reivindica, asegura que su «olvido» no ha sido porque Ramón y Cajal dejase de citarlas en sus publicaciones y destaca la excepcionalidad de que un grupo de mujeres se aventurase en un campo incipiente de la ciencia como el funcionamiento del sistema nervioso en una época en la que la sociedad les reservaba otros cometidos.
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