Entrevista | Pilar Revuelta Directora artística y ganadora de un Oscar
"Desde siempre me ha encantado el cine, pero de pequeña quería ser fotógrafa"
"Cuando gané el ‘Oscar’ casi ni me enteré, se levantó todo el mundo, celebrando, y yo tardé un rato en darme cuenta de lo que pasaba"
Aunque el DNI de Pilar Revuelta (Madrid, 1961) pone que supera los sesenta años de edad, nadie lo diría al ver su entusiasmo. "Siempre defenderé que la edad no es un número, es un estado mental", explica entre risas. En persona, su frase cobra más sentido. Es su primera vez en Avilés, y la madrileña reconoce que, aunque le habían dicho que la ciudad no era para tanto, ella esta maravillada. "La parte antigua es súper bonita", confiesa. La directora de arte de películas como "Un monstruo viene a verme", "Lo Imposible" o "El Laberinto del Fauno", película por la que se llevó un "Oscar" "que tengo en casa con un sombrero mexicano puesto", dio ayer una masterclass titulada "El diseño de producción de cine: creación y desarrollo del espacio creativo". Fue en el marco de la I Jornada de Cine, Arte y Cultura "Gil Parrondo" en el Centro de Servicios Universitarios.
–¿Cómo fue el momento de decirle a sus padres que quería ser directora artística de cine?
–Me pasó lo mismo que le pasa a muchísima gente joven. Cuando era pequeña no sabía lo que quería hacer. Una de mis ideas era ser, de mayor, fotógrafa. Desde cría me encantaba el cine. De adolescente me tocaba muchísimo. Iba mucho al cine Griffith. Me acuerdo que ponían cuatro sesiones seguidas y yo me veía las cuatro del tirón. Cuando llegué a la universidad empecé a estudiar Derecho, pero me parecía un horror. En aquella época tenía un novio que se empezó a dedicar al cine y fue el momento en el que conocí de cerca como funcionaba ese mundo. Eso sí, iba a salas de cine y me parecía algo aburridísimo.
–¿Y cuándo empezó a surgir su amor por el cine?
–Me fui a Estados Unidos a hacer el vestuario de una película pequeña. En aquel momento no entendía mucho, pero aquello fue bastante revelador. Lo que no me interesaba era el trato con los actores. Allí conocí a un chico que tenía que hacer su proyecto de fin de carrera y me propuse hacer la dirección de arte y, aunque era surrealista, ganó algunos premios. A partir de eso me dieron una beca, mejor dicho una super beca, de las que ya no se dan, para irme a estudiar cine a donde quisiera. Me fui a Los Ángeles y ahí fue donde me empecé a formar.
–A partir de ahí su carrera no paró de crecer. Supongo que sus padres estarán más que contentos con sus decisiones.
–Los padres siempre quieren lo mejor. A mi padre le hacia ilusión verme, veía que era un trabajo muy apasionado, pero muy duro y de muchas horas. Al principio no le parecía muy serio, pero después de "El Laberinto del Fauno" su opinión cambió del todo. Mi padre era un gran cinéfilo, veía mucho cine. Al final le hizo gracia que pudiese vivir de esto, que viera que tenía un futuro. Por suerte, he conocido a grandes directores y puedo decir que soy una gran apasionada de este trabajo. Para mí es un honor dedicarte a lo que te gusta y poder ganarte la vida con ello.
–¿Cómo fue el momento en el que recibió el "Oscar"?
–Mis padres me vieron en la tele y se morían de la ilusión. Sinceramente, pensaba que no me lo iban a dar. Fue muy curioso, porque el orden de los premios en los "Oscar" cada año es diferente. Estábamos ya sentados, Eugenio Caballero y yo, y fue cuando me enteré de que nuestro premio era el primero en salir. Yo ahí ni me enteré de mi nombre. Se levantó todo el mundo, celebrando, y yo tardé un rato en enterarme de todo. Sé que mis padres lo vieron en directo y a toda mi familia vivió un subidón brutal. Los premios siempre son agradables de recibir. Fue una película muy importante en mi carrera.
–Durante su carrera ha trabajado con grandes directores como Juan Antonio Bayona, Fernando Trueba o Guillermo del Toro.
–Son cosas que van pasando. Te llegan los guiones, te llaman... La gente que es muy buena hace que sea muy fácil trabajar con ellos. Por ejemplo, cuando Guillermo del Toro volvió a España tras "El Labertino del Fauno" fue él quien me recomendó. El mexicano es un director tremendamente generoso, tiene un imaginario y unas cosas que lo hacen muy especial. Es de esas personas que tiene un gran sentido del humor genial, se sabe reír de si mismo. Creo que los directores que son grandes saben darte la libertad que necesitas para que utilices tu visión y tu manera de hacer las cosas. Es un gusto trabajar con gente así, te amplía la mirada y te enseñan otros puntos de vista.
–Las jornadas que se están celebrando estos días giran en torno a la figura de Gil Parrondo, doble ganador del "Oscar". ¿Es el momento de intensificar este tipo de actividades sobre lo que representó su figura?
–Mi masterclass no es sobre Gil Parrondo, aunque esté dentro de su semana. Yo vengo a hablar de mi experiencia y mi trabajo como diseñadora. A mí me hubiese encantado tener un mentor o un profesor como Gil Parrondo, pero creo que es interesante contar cómo se hacen las cosas, para que los que escuchen puedan sacar sus propias conclusiones.
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