La retirada del letrero de Alu Ibérica borra la huella del aluminio en Avilés

Casi 80 años después, la fábrica de San Balandrán deja atrás su etapa metalúrgica para dar paso a una gran factoría eólica

La simbólica retirada del cartel de Alu Ibérica.

La simbólica retirada del cartel de Alu Ibérica. / F. L. Jiménez

Francisco L. Jiménez

Francisco L. Jiménez

Tan sencillo como desatornillar los pernos que lo anclaban al suelo y cargarlo en un camión para llevarlo a la pila de chatarra. Así de fácil ha sido quitar de su ubicación el letrero que anunciaba la presencia en San Balandrán de la fábrica de aluminio de Alu Ibérica, antes de Alcoa. La operación se desarrolló el pasado jueves a primera hora, poco después de amanecer y con bruma marina empapando el aire.

Antes que el letrero de Alu Ibérica, allí estuvieron el de Alcoa, el de Inespal y el de Endasa, los nombres sucesivos que tuvo una fábrica-fundición de la que salieron cientos de miles de toneladas de aluminio hasta que en 2018, y debido a la carestía de la electricidad, todo se torció y la planta acabó yendo a pique envuelta en un escándalo económico que aún hoy investiga la jueza de la Audiencia Nacional María Tardón.

El simbolismo de la retirada del letrero tiene el valor de borrar uno de las huellas más visibles de una actividad que constituyó un pilar de la economía avilesina, por extensión incluso de la asturiana. Aluminio en San Balandrán, acero a caballo de Avilés y Corvera, cinc en San Juan de Nieva (Castrillón), vidrio en La Maruca y fertilizantes en Trasona fueron durante la segunda mitad del siglo XX y los inicios del XXI el repóquer imbatible de la producción industrial en la comarca avilesina.

La jugada ganadora se ha debilitado con el cierre de la fábrica de aluminio y las incertidumbres que sobrevuelan sobre Saint-Gobain y ArcelorMittal, pero también en cierto que han despegado actividades alternativas como la construcción de piezas metálicas para los sectores energéticos, en especial el eólico.

Precisamente es una empresa que vive del viento, Windar Renovables, la que ocupará el barbecho industrial de la antigua Alcoa.

Se ignora si en sus planes inmediatos está anunciarse con un letrero como hicieron las alumineras que la precedieron. Si lo hace, al menos tiene construida la zapata de hormigón sobre la que colocarlo. Porque ésa sigue allí después de la simbólica retirada del cartel que borra ochenta años de historia metalúrgica en los terrenos de la margen derecha de la ría.

Lo que viene por delante llevará el nombre de Windar Renovables.

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