Opinión | Desde la trinchera de la M-30

Asturias, ¿qué quieres ser de mayor?

La educación y la productividad como pilares básicos para el crecimiento económico

En el crepúsculo matutino de las 6.45 a. m., y envuelto con una ligera, aunque no destacable resaca, estoy en la estación de Renfe de Oviedo, junto a mi padre, camino de Madrid para volver al trabajo después de las Navidades. Todavía me quedan unos días del 2023 por delante y me planteo: ¿volveré a casa en algún momento de mi vida para siempre?

El concepto de volver a casa en mi caso particular se ha ido diluyendo durante los casi 9 años que llevo viviendo en Madrid, y me imagino que como le pasará a la mayoría de los que tuvimos que irnos de Asturias en busca de un futuro mejor, en concreto a esa generación de los 80, más comúnmente conocida como "millennials".

El problema del retorno a casa no es simple, ni tampoco una vaga decisión de comprar un billete de tren y volver, sino que nuestra tierra de origen, a la que amamos, y en la que nos hemos criado nos pueda ofrecer una posibilidad de retorno real. Según un estudio del BBVA Research, Asturias es la única región de España donde no se ha duplicado el PIB real en los últimos 40 años, y esto se debe entre otros muchísimos factores a que nuestra región no es competitiva fiscalmente, ni el tamaño de sus empresas es lo suficientemente grande para poder competir con el resto de comunidades autónomas.

Este es un problema grave, porque en primer lugar la mayoría de empresas tienen muy pocos empleados, en segundo lugar la productividad en nuestro país desde el año 2000 es de –7,3% mientras que Alemania, o Reino Unido superan el 8%–, y en tercer lugar porque nos falta capacitación del capital humano y eso es consecuencia directa del desastre educativo español.

La productividad y la educación son pilares básicos que están directamente relacionados con el crecimiento económico, y desde que España es una democracia, no hay un debate serio, y riguroso sobre ambos temas.

Asturias es una región fallida porque durante 40 años los gobiernos de turno han decidido que era mejor basar su modelo productivo en la inoperancia de una transición industrial, en la poca adaptación de los impuestos para ser más atractivos, en no potenciar un modelo turístico de alto valor añadido, en aumentar su sector público, y de región pensionada de manera obscena y electoralista en detrimento de políticas I+D, y sobre todo en no hacer absolutamente nada sobre el crecimiento negativo de la población. Recordemos que estamos a la cola de España, y muy probablemente de Europa en natalidad.

Es cierto que el debate sobre el modelo productivo, y del crecimiento poblacional no solamente es un tema que atañe a las comunidades autónomas, sino que debería ser un tema troncal para el estado, y sobre él que deberían pivotar todas las comunidades autónomas, aunque a día de hoy no existe una sola propuesta seria ni futurista más allá de endeudar la hucha de las pensiones para arreglar este desaguisado, si se me permite la expresión.

Nadie puede pensar que un joven que gana 50.000 euros al año quiera volver a casa ganando menos dinero por dos motivos, el primero es que para los gobernantes actuales este sueldo es de persona "rica", y esa premisa es falsa, y segundo porque estamos en un momento vital donde la vida es aún más cara, y muchos de los bienes y servicios que han subido de precio jamás volverán a bajar, por no añadir que los precios de las viviendas en Oviedo, Gijón y Avilés han subido durante estos últimos 5 años, y la construcción de vivienda social carece de existencia.

Es bastante probable que muchos nos queramos seguir agobiando en la M-30 cada día, o sufrir en ese metro infernal a las siete de la mañana, pero de momento, y mientras los que gobiernan Asturias no quieran cambiar un ápice de su política basada en que "Donde hay una necesidad nace un derecho" y ese derecho lo tienen que pagar los que crean riqueza y aportan valor, seguiremos viviendo a 500 kilómetros soñando por un futuro mejor en Asturias.

Si hay algún político con principios, dejen de vender el verde, el mar y la montaña, porque no solamente se vive de eso. Si no lo quieren hacer por nosotros, que sea para nuestros hijos.

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