Fernando Beltrán, "un moscón nacido en Oviedo", recibe emocionado el título de hijo adoptivo de Grado por el Aula de las Metáforas

El homenaje al poeta incluye un banco en forma de libro ubicado frente a la Casa de Cultura y en el que figura inscrito un poema suyo

Fernando Beltrán ante el banco que homenajea su obra

Fernando Beltrán ante el banco que homenajea su obra / IRMA COLLIN

J. A. O.

El poeta Fernando Beltrán (Oviedo, 1956) apenas podía contener la emoción al final del acto celebrado a mediodía de este sábado en capilla de Los Dolores en el que recibió el título de hijo adoptivo de Grado de manos de la concejala de Cultura, Elsa Suárez. Y eso que aún desconocía la sorpresa que le tenían preparada los vecinos del que ya es oficialmente su pueblo para una fecha tan señalada: un banco en forma de libro abierto ubicado en la plaza Eliseo Nicolás, al lado de la Casa de Cultura, en el que figura inscrita "Ciudad de paso", una de las obras que forman parte del poemario "Hotel vivir", publicado por Beltrán en 2015. Fue el mejor de los broches a una mañana vibrante y en la que el impulsor del Aula de las Metáforas estuvo arropado por numerosos amigos, entre ellos la consejera de Cultura, Berta Piñán, quien, además de su labor literaria, ensalzó la "lealtad, bondad y generosidad" del homenajeado.

En su intervención, el alcalde, José Luis Trabanco, ya se refirió a Beltrán como "un moscón nacido en Oviedo". El regidor repasó los inicios del Aula de las Metáforas, durante el mandato de José Sierra, presente en el acto de ayer. Se trata de un proyecto que calificó de "vivo y mágico" y que, según indicó, "ha hecho de Grado un referente dentro y fuera de Asturias". El discurso de Trabanco dio paso a la entrega del pergamino en que se da cuenta de que el poeta pasa a ser hijo adoptivo del concejo. El propio Beltrán fue el encargado de cerrar el acto con numerosas palabras de agradecimiento y un bello discurso en el que resumió los intensos sentimientos de una jornada muy especial. Así, recordó como en la gélida mañana del día 5 de enero, cuando pasaba por la madrileña Puerta del Sol con un roscón de Reyes en las manos, fue reconocido por otro transeúnte como "uno de Grao". Acabaron sacándose un selfie y dándose un "abrazo oceánico". Y es que "nada une más que compartir el barro esencial de las casas natales", advirtió el poeta, que reconoció la palabra "hijo" como "la más hermosa" y recordó la figura paterna, de la que heredó "una gabardina, unos zapatos, un inmenso paraguas y una sola palabra, que es Grado".