Perros especiales para personas especiales, así son los héroes de cuatro patas que curan almas

Los canes de La Llobera Intervenciones, rescatados de abandonos en su mayoría, ayudan a centenares de escolares, personas con adicciones y mujeres víctimas de violencia de género

"Meisy", una perrita blanca y adorable, estuvo de casa en casa durante años. Decían que era agresiva pero, en realidad, era sorda. A "Sagu" no la querían y la tiraron, en un caja, al río Caudal. Tuvo que criarse con biberón. A "Adrián" lo rescató un niño al que le debe el nombre, después de un severo maltrato, y con claros signos de deshidratación y desnutrición.

Son tres de los nueve "héroes de cuatro patas" de La Llobera Intervenciones. Esta entidad, que encabeza Alicia Fernández junto a Sara García y Sonia Antuña -esta última y sus canes no aparecen en este reportaje por un problema de agenda-, ayuda anualmente a centenares de personas en las Cuencas. Se dedican a la intervención psicosocial con perros, y atienden a distintos colectivos: colegios, niños en riesgo de exclusión social o con necesidades especiales, mujeres y menores víctimas de violencia de género y personas en rehabilitación de drogodependencias. Son perros especiales que ayudan a personas especiales. Y esta es su historia.

Todo empezó cuando Alicia Fernández -"mejor Ali, porque me conocen así"- puso en marcha la protectora La Llobera. Se formó en educación canina y descubrió los muchos beneficios de las intervenciones con perros: "La primera fue 'Sagu', con ella empezó todo", explica. Es la más experimentada, la que suele encabezar las intervenciones. "Los demás la imitan, está preparada para todo tipo de contextos", añade la responsable de La Llobera.

No todos los perros tienen la "plasticidad" que requieren este tipo de intervenciones, que benefician a personas de todas las edades y las condiciones. Además, explica Ali Fernández, se requieren otras características: "Que les guste estar con personas, que sean cariñosos, que busquen por iniciativa propia el contacto". Justo en ese momento, "Meisy" se posa sobre las patas traseras para dar un abrazo. "Durante mucho tiempo, fue considerada una perra agresiva. En realidad, es que no sabían interpretar su código de comunicación".

El trabajo para educarla fue complicado, todas las señales que recibe son por signos. "Lo más bonito de los proyectos en los que trabajamos es que todos intervenimos en los procesos", apunta. De hecho, "Meisy" aprendió muchísimo con los escolares. Ahora, es una de las perritas más formadas para todo tipo de actuaciones, incluso en los colegios de necesidades educativas especiales.

Este es uno de los contextos que más complejidad plantea. "Por ejemplo 'Adrián', que aún está recuperándose, no suele participar en estas intervenciones". Sí que va a otras escuelas, porque ha asociado los niños a algo bueno: "Como lo rescató un chavalín, es muy sociable con los pequeños". Aún se asusta un poco con los adultos, especialmente con los varones.

Uno de los proyectos más recientes de La Llobera Intervenciones es el trabajo con mujeres que han sufrido violencia de género. Uno de los ayuntamientos que puso en marcha esta iniciativa y ha apostado por ella es el de Mieres. "Nos dimos cuenta, durante la intervención, de que todos los miembros de la familia tenían que recibir atención porque todos habían sufrido la situación de maltrato". Así que el proyecto también incluyó a las mascotas de las mujeres y a los niños. Una de las líneas es el empoderamiento de ellas, a través de la reeducación de sus canes.

Logros

La conversación sigue, mientras que Sara García juega con sus tres animales. Son "Toula", "Piña" y "Menta". Las dos primeras, explica ella, ya estaban en su vida cuando iniciaron el proyecto de La Llobera. La tercera, llegó un poco más tarde: "Al principio estaba genial, luego le aparecieron algunos miedos en los que estamos trabajando". Es algo que puede ocurrir en su raza, los Border Collie.

Uno de los últimos logros que han conseguido es convertirse en lo que se llama "Actividad Palanca" en varios colegios de las Cuencas, como el Villapendi de Turón y el Colegio Rural Agrupado (CRA) San Martín del Rey Aurelio, entre otros. "Las familias están tan contentas que, en ocasiones, es la propia Asociación de Madres y Padres la que se hace cargo del proyecto", apunta Fernández.

Si tienen que pedir un deseo para terminar, dicen desde La Llobera, es "seguir ayudando, durante muchos años, a personas y perrinos". Que así sea.

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