"Llegaba de radioterapia y recibía amenazas de muerte, he tenido que vender la casa", denuncia una vecina de Mieres afectada por un narcopiso
Un centenar de personas se concentran ante el juzgado para pedir contundencia con los traficantes
“He tenido que vender mi casa porque había un narcopiso en el edificio, me he tenido que ir”. Beatriz Pose vive en Mieres, en la Avenida de Sama y en los últimos quince meses ha vivido un calvario. Enferma de cáncer y enfrentándose a los duros tratamientos de radioterapia tuvo que abandonar “el que ha sido nuestro hogar durante 17 años”. “No podemos vivir allí”, asegura, y relata como “llegaba de recibir radioterapia y no podía ni descansar, tenía que escuchar amenazas e insultos, aguantar cómo el vecino que tiene el narcopiso me decía que me iba a mandar al cementerio”. La situación llegó a ser tan grave que Beatriz vendió su vivienda perdiendo dinero. “Tuve que pedirle dinero a la familia porque lo tuve que regalar, lo vendí por menos de lo que me quedaba por pagar de hipoteca”, detalla.
Beatriz Pose se emociona cuando habla de su “hogar”, ese que ahora ha perdido. Este martes participó junto a un centenar de vecinos ante el juzgado de Mieres para reclamar que se solucione el problema de los narcopisos en Mieres. La convocatoria partió de los vecinos de Santa Marina, a los que se unieron residentes de otras zonas de la capital el Caudal. El vecino conflictivo de Beatriz llegó al edificio hace 15 meses, “cuando le echaron de otro narcopiso” y según ella “acumula detenciones y órdenes de busca y captura”. Esta vecina no carga contra la Policía, “que lo detiene y lo lleva al juzgado, pero sale al día siguiente y vuelve a las andadas”. “Mientras nosotros sufrimos secuelas psicológicas y de todo tipo, él está en su casa riéndose de todos”.
Santa Marina
Es lo miso que denuncia Jesús Fabián Viejo, portavoz de los vecinos de Santa Marina. La concentración de este martes es una muestra más del hartazgo. Han hecho público su problema en varias ocasiones “y la cosa sigue igual”. Jesús Fabián llegó de trabajar el miércoles por la noche y en un banco frente a su portal encontró una jeringuilla. “No entendemos lo que está pasando, que no se tomen medidas”, dice. Este vecino reconoce que cuando hace unas semanas denunciaron la presencia de un narcopiso en el barrio se incrementó la presencia policial, “el coche de la Policía pasaba cada dos horas”, pero “ahora que ya han pasado las elecciones municipales se han olvidado de nosotros, la Policía pasa una vez al día y no todos los días”.
Los vecinos reclamaron ante el juzgado que los propietarios de los narcopisos “que me acumulan detenciones”, no sean puestos en libertad cada vez que la Policía los pone a disposición judicial.
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