Opinión | A mi aire

Los mercados actuales

Una comparación con los del pasado siglo con personajes singulares y muchas novedades

De cuando en cuando suelo dar un paseo y curiosear por los mercados habituales de Langreo, e incluso por Mieres o Laviana, con lo que me da margen para hacer una pequeña reflexión sobre ellos. Personalmente entiendo que han perdido la gracia de los años de antaño, reconociendo, también, que con el paso del tiempo todo ha cambiado. Visitas o paseas por cualquiera de ellos, y tienes la sensación de que son calco o fotocopia los unos de los otros, e incluso los vendedores suelen ser los mismos.

Los de mi edad, que en ellos coincidimos alguna vez, y muchos que los conocieron nos acordamos con cierta nostalgia de cómo eran aquellos de nuestros tiempos más jóvenes, e incluso de cuando guajes esperábamos con ilusión –los divertimentos de la época eran inexistentes– los días de mercado con toda la parafernalia que alrededor de ellos se montaba y los espectáculos variados con que nos deleitaban: los denominados "charlatanes" que encandilaban con sus increíbles propuestas que parecían imposibles, otro con su oferta de milagrosos potingues curalotodo, acompañado de la mujer ciega que adivinaba la numeración de billetes o quien daba fe de familiares desaparecidos desde la guerra incivil, e incluso uno vez vino un "indio" con ropaje a la usanza que con su flauta hacía salir de un cesto una serpiente o el "explorador" que regalaba bolígrafos a todos y después los vendía con una oferta interminable y muchas cosas más. Lo pasábamos genial.

Concatenado con ello venían vendedores de otras provincias como Galicia, Castilla y León, e incluso de la Mancha con quesos y miel.

¿Ahora? Pues nula variación y nada novedoso, todo repetitivo de un lugar a otro, y nada que te llame la atención salvo si uno va a buscar algo a tiro fijo.

Coincido con los que me dicen que no tienen comparación con los que conocimos, dicho sea sin caer en el tópico de que todo tiempo pasado fue mejor, pero cierto es que como en el caso que hoy me ocupa estoy totalmente de acuerdo. Con el añadido de ¡lo jóvenes que éramos! En fin…

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