La identificación del esqueleto de Rioturbio encalla al faltar ADN de una desaparecida

La asociación Laxshmin, descartada la relación con una vecina ausente desde 1990, busca a familiares de otra mierense que falta desde 1984

El lugar donde Jesús Murillo encontró el esqueleto.

El lugar donde Jesús Murillo encontró el esqueleto. / David Montañés

Una vez que el informe de ADN ha descartado que el esqueleto humano hallado hace un año cerca de Rioturbio (Mieres) corresponda a Hermosinda Jiménez, la vecina desaparecida hace ya más de 30 años y que residía a no más de tres kilómetros del lugar del hallazgo, las incógnitas del caso no han hecho más que incrementarse. La asociación Laxshmi para la lucha contra el crimen y la prevención, colectivo que ha estado implicado desde un inicio con la investigación, aboga por explorar otras alternativas. No hay que salir del concejo para hacerlo. Consideran necesario rastrear la posibilidad de que los restos pertenezcan a Etelvina García, también vecina del valle y ausente sin dejar rastro desde 1984. El problema es que no han localizado a ningún familiar de esta mujer, de la que tampoco hay constancia en la base de datos de perfiles genéticos, la herramienta más eficaz para resolver este tipo de pesquisas.

La asociación Laxshmi ha hecho un llamamiento para que cualquier familiar cercano de Etelvina García se ponga en contacto con el colectivo: "Sería muy importante poder contar con una muestra de ADN que se pueda cotejar con los restos", apunta el criminólogo canario Félix Ríos, portavoz de Laxshmi. El colectivo pide a todas aquellas familias que puedan estar en esta situación que aporten muestra de ADN para poder ser incluidas en la base de datos. En el caso de que alguien pueda tener algún tipo de información o sospecha reclaman que se ponga en contacto con la asociación (luchacontraelcrimen@gmail.com).

De momento, lo que ha quedado acreditado es que la traza de los restos no encaja con ninguno de los perfiles genéticos custodiados en la base nacional de datos de desaparecidos, según confirma la propia asociación Laxshmi.

La identificación del esqueleto de Rioturbio encalla al faltar ADN de una desaparecida

Hermosinda Jiménez, antes de su desaparición. / David Montañés

La familia de Hermosinda Jiménez había solicitado que se cotejasen los restos con muestras de ADN de los hijos de la mujer. Se trata de una vecina del valle de San Juan ya decretada muerta y que permanece desaparecida desde 1990. Y es que no faltaban indicios para sospechar que los restos pudieran ser los suyos. De hecho, el informe forense elaborado por el Instituto Nacional de Toxicología dejaba abierta esta puerta. Las conclusiones, resumiendo, apuntaban que los huesos encontrados pertenecen a una persona compatible con Hermosinda Jiménez. Coinciden la edad, la altura y el sexo. Además se confirmó, como ya se apuntaba inicialmente, que se trata de una persona muerta hace bastante tiempo. Etelvina García también podrían encajar en el análisis antropométrico. Por eso los investigadores consideran importante poder cotejar los huesos encontrados de Jesús Murillo, vecino de la zona, con ADN de algún familiar cercano.

Otro de los problemas que existe en la identificación de víctimas muchas veces tiene que ver con la conservación de los restos, y no tanto con si existen o no muestras de ADN de familiares que coincidan en bancos. Con todo, cuando no existen identificadores tales como las huellas dactilares o las fichas dentales, el ADN puede ser el único recurso viable para llevar a cabo la identificación. Los desaparecidos pueden ser identificados mediante una comparación directa, o mediante una comparación de ADN con muestras biológicas de familiares. Félix Ríos explica que muchos de los desaparecidos hace décadas, como es el caso de las dos mujeres del valle de San Juan ya dadas por muertas, no aparecen en el banco nacional de ADN debido a que el procedimiento no se utilizaba en aquellos tiempos y los familiares no aportaron posteriormente su información genética para dejar constancia de un soporte que permita la identificación en caso de que los restos pudieran aparecer sin ser identificados.

La identificación del esqueleto de Rioturbio encalla al faltar ADN de una desaparecida

Etelvina García. / David Montañés

Sin rastro de 1984

Etelvina García está ausente sin dejar rastro desde 1984. La mujer, explican en Santo Emiliano, tenía costumbre de ir al bar "El Paso" para ver la televisión, sobre todo desde que había enviudado. El último día que la vieron vestía bata, toquilla y un gorro verde para resguardarse del frío. Era noviembre de 1984. Etelvina tenía 62 años.

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