En el Carbayu "no sobra nadie": la asociación Intervalo, "Langreano de Honor", llama a eliminar los prejuicios hacia los inmigrantes

La entrega del galardón y la procesión de la patrona de Langreo reunieron a numerosas personas junto a la emblemática ermita

David Orihuela

David Orihuela

Vaya de mano que Langreo siempre ha sido un lugar acogedor con los inmigrantes, pero aún queda camino por recorrer. Lo dijo este viernes Fraín Reyes, representante de la asociación Intervalo, que recogió el premio de "Langreano de honor" en el acto institucional de las fiestas patronales del concejo, las de Nuestra Señora del Carbayu.

Bernabé Fernández, en el atril, leyendo el pregón de María Neira. | D. O.

Bernabé Fernández, en el atril, leyendo el pregón de María Neira. | D. O. / David Orihuela

La celebración festiva y religiosa tuvo su momento para la reivindicación. En la memoria de todos estaba Benjamín Braga, fundador de Intervalo fallecido el pasado mes de junio, un hombre muy querido en el concejo. Braga luchó durante años por la integración de los inmigrantes, uno de ellos es el venezolano Fraín Reyes, quien afirmó: "Los inmigrantes en Langreo se enfrentan a una serie de desafíos", entre los que destacó el idioma, cuyo desconocimiento por parte de algunos supone en ocasiones "una dificultad para encontrar un trabajo decente, algo que no siempre fue así, ya que en los últimos años de bonanza de la minería importábamos obreros especializados de otras regiones europeas".

Otro de esos desafíos, aseguró Reyes, es "la discriminación y los prejuicios". El joven subrayó que "aunque la mayoría de los langreanos son tolerantes y acogedores, existe una minoría que no acepta la presencia de inmigrantes y los ve como una amenaza para sus trabajos y su cultura. Esta actitud hostil puede dificultar la integración y limitar las oportunidades. Y no sólo eso, sino que estaríamos empujando a los inmigrantes a hacerse guetos provocando que, por un lado nuestra sociedad desaprovechase las enormes oportunidades que puede ofrecer el mestizaje cultural, y por otro, estaríamos dificultando su adaptación a nuestro entorno".

Desde el escenario, junto a la imagen de la Virgen y a los pies de la ermita, ante cientos de langreanos, Reyes reclamó "un enfoque proactivo por parte de las autoridades locales y la sociedad en general para garantizar una integración exitosa y una convivencia pacífica". Para quienes llegan de fuera, "es esencial que se promueva la educación intercultural en las escuelas y se fomente el respeto y la tolerancia entre todos los residentes". Y añadió el portavoz de Intervalo: " También se deben implementar políticas y programas que faciliten la adquisición del idioma español y promuevan la igualdad de oportunidades en el empleo y la vivienda". Además, en opinión del venezolano, "la diversidad cultural que los inmigrantes aportan a Langreo puede convertirse en un activo para la ciudad".

El alcalde de Langreo, Roberto García, gran amigo de Benjamín Braga y que durante su pasado como párroco trabajó por la integración de los inmigrantes, reconoció que, escuchando Fraín Reyes, había sentido "tristeza y rabia" porque "en Langreo aún haya personas que no reciben bien a los inmigrantes". García recordó la primera "bronca" que le había echado "Benjamín, el de Intervalo": "Estábamos haciendo un escrito entre varias asociaciones y yo hice un borrador en el que hablaba de emigrantes, Benjamín me dijo ‘Robertín, inmigrantes, no emigrantes’. Claro, yo venía de Cabrales, tierra de emigrantes, Pero nunca más lo he vuelto a confundir". El Alcalde defendió "un Langreo de acogida, un lugar donde nadie es forastero" y finalizó su intervención con un rotundo "¡Aquí no sobra nadie!".

En la misma línea, en la de la integración y la tierra de acogida, había discurrido el discurso de María Neira. La directora de salud pública de la Organización Mundial de la Salud (OMS), "Langrena de Honor" del año pasado, no pudo asistir a la celebración, ya que se encuentra en El Cairo por motivos de trabajo. Su pregón lo leyó Bernabé Fernández, gerente del área sanitaria VIII, la del Valle del Nalón. En su escrito, Neira, abogó por que las ramas del Carbayu "sean esa amistad y camaradería que nos unen y nos hacen más fuertes como comunidad y sus raíces nos inspiren y soplen en el fuego de nuestros ideales". Desde la lejanía física pero la cercanía sentimental, la doctora Neira celebró cómo en el Carbayu "se cultivan valores de amistad, solidaridad y alegría, tan necesarios también para nuestra salud mental".

La pregonera de las fiestas de El Carbayu nació en Langreo, estudió Medicina y su carrera profesional le ha llevado «a viajar y ver algunas cosas». «En muchas ocasiones me he enfrentado a tradiciones crueles, despiadadas, incrustadas en la mentalidad de una población sin ninguna capacidad de combatirlas y erradicarlas», confesó. Y detalló que «en nombre de esa ‘tradición’ he visto cómo mutilaban a niñas, cómo las casaban a los 12 años, marcaban la cara de los niños, cómo aceptaban ritos y creencias transmitidas por años, casi siempre en contra de la cultura, de la educación y siempre perjudiciales para la salud».

Por contra, apuntó, «también he visto tradiciones buenas, importantes, que nos mantienen unidos, que nos crean una identidad, que nos estimulan recuerdos, nos despiertan buenas sensaciones, nos dan alegría y permiten unir generaciones», como la fiesta de El Carbayu, que celebra «una tierra, una naturaleza, un estilo de vida cordial, amable, alegre; una tierra verde y limpia». En esos viajes por el mundo también confesó haber «conocido algunos ‘Carbayos’ alrededor del mundo. Pueblos que como este tenían buena gente, gente amable y cariñosa, emprendedora y con coraje».

María Neira miró hacia las raíces de ese árbol totémico de los langreanos que puebla la aldea de El Carbayu y del que ayer, tal vez con un poco de antelación, ya comenzaban a caer bellotas, pero también miró hacia las ramas como símbolo de futuro, de crecimiento, para asegurar que «Asturias tiene un gran potencial para el desarrollo de actividades económicas respetuosas con el medio ambiente, que mejoren la calidad de vida de los asturianos, que les ofrezca un entorno saludable, limpio y atractivo»

El pregón concluyó citando a Eleanor Roosevelt: «El futuro pertenece a los que creen en la belleza de sus sueños». Neira reconoció que ella cree en esa belleza de los sueños e invitó a todos los langreanos a hacerlo. «Cuidad lo bueno que hay aquí, y liberaos con energía de lo que no lo sea», pidió.

Deterioro de la carretera

Y ya puestos a pedir y mirar hacia el futuro, el presidente de la asociación de Festejos y Cultura Nuestra Señora de El Carbayu, Julio González clamó: «Los vecinos de El Carbayu no nos merecemos una carretera como la que tenemos». El Alcalde no dejó caer en saco roto la reivindicación. Roberto García, que como cientos de romeros había subido a El Carbayu con sus hijos en uno de los autobuses gratuitos que pone la organización, reconoció que así era, que «los vecinos de El Carbayu no se merecen esta carretera y Langreo se merece que se acabe el soterramiento y tener una buena conexión ferroviaria con Gijón».

González recordó cómo en 2008 la asociación que preside se hizo cargo de la organización de las fiestas patronales de Langreo y cómo en 2011 obtuvieron el reconocimiento como Fiesta de Interés Turístico Regional. Tras repasar la trayectoria y los logros de la asociación, pidió el apoyo del Ayuntamiento para seguir trabajando «porque no organizamos las fiestas del pueblo de El Carbayu, sino las de un municipio de 40.000 habitantes».

Un municipio que ayer, 8 de septiembre estaba de fiesta, como toda Asturias. En El Carbayu se reunieron alrededor de 1.000 personas, menos que otros años, tal vez por la cercanía de Pola de Laviana, donde el Principado celebró el Día de Asturias.

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