El siciliano que elabora sidra y la alemana que cocina fabada: Asturias "recluta" nuevos aldeanos en otros países
Gavino Lo Giudice y Juliana Gallo se instalan, plenamente integrados, en un pueblo de Turón: "Seguro que muchas familias de fuera de la región harán lo mismo"
Los Valles son un una pequeña aldea que se asoma en altura a la angostura del hondo y gastado Turón. Lo hace a través de un ventanal que ofrece una idílica vista de la Cordillera. En una vieja casa de piedra, reformada artesanalmente y ampliada con una vieja cuadra anexa, reside una pareja de saludables jubilados. Ambos exhiben una madurez jovial. Ella intenta modernizar la preparación de la fabada asturiana; él elabora sidra, con opinable éxito, y al tiempo fotografía con incuestionable destreza el patrimonio arquitectónico y cultural de la minería. Nada desentona en el pastoril paisaje que envuelve este costumbrista hogar asturiano. Pero surge un pequeño acento que no se puede pasar por alto. Gavino Lo Giudice es italiano y Juliana Gallo alemana. La verdad es que bien parecen asturianos. De hecho, lo son en espíritu.
La historia de esta pareja podría resumirse en tres frases y aun así resulta interesante. Se conocieron en 2018 mientras hacían, por separado, el Camino de Santiago. Se enamoraron de un chispazo y decidieron quedarse a vivir en el norte de España. Compraron una casa en Turón, la arreglaron y desde entonces viven felices enriscados en un monte que, a estas alturas del otoño, ya ofrece vistas a una Peña Rueda nevada. Una historia que puede parecer inusual, pero que tal vez dentro de no mucho tiempo en Asturias se convierta en algo habitual y cotidiano.
"Lo que nosotros hemos hecho previsiblemente será mucho más común en el futuro. Seguro que muchas familias de fuera de la región se instalarán aquí", explica esta insospechada pareja de aldeanos asturianos. "Nosotros buscamos por todo el norte de España y Asturias nos pareció el mejor sitio por su belleza, sus paisajes, y también por los precios de la vivienda", dice Gavino Lo Giudice. Tras cinco años en Turón, no se arrepienten. "Estamos totalmente integrados en el pueblo. Los vecinos nos ayudaron incluso con la reforma de la casa y hasta me han dado las llaves del bar", cuenta, con buen humor, este italiano.
Lo Giudice nació en Sicilia. Trabajó durante años como fotógrafo para varias publicaciones. Pero también se atrevió con otras actividades no menos románticas. "Tuve una plantación de olivos, con 800 árboles y me iba bien". En 2017 intuyó que el sector se enfrentaba a demasiados problemas en forma de sequías y plagas. Vendió: "Acerté en el momento". El problema, dice, es que el dinero le "resbala" de las manos, así que decidió viajar a España para hacer el Camino de Santiago, una ruta que no demanda grandes gastos. Y en un albergue de Cantabria conoció a una alemana "tremenda".
Juliana Gallo es historiadora del Arte y una apasionada de España. "Me gustaba trabajar como voluntaria en el Camino de Santiago" También habla con fluidez italiano, así que su facilidad para los idiomas le permitió entablar conversación con Gavino cuando coincidieron en Santander. "La verdad es que nos enamoramos de inmediato y aquí estamos", confiesa, riendo. Ambos han encontrado un Asturias espacio para dar rienda sueltas a sus pasiones. "A mí me encanta cocinar y lo que hago es usar los productos asturianos para reinterpretar platos con un toque más moderno". Gallo ha cocinado en varias ocasiones para sus vecinos de Los Valles. De hecho, todos están citados para disfrutar de su cocina en vísperas de las próximas navidades. "Me he atrevido con la fabada, pero con les fabes por un lado y el compango por otro, y después le añado una crema de pimientos rojos". La inspiración la encuentra en una rústica y acogedora habitación surgida de una vieja cuadra. "Asturias es un sitio espectacular".
Cocina regional
Mientras Juliana experimenta con la cocina regional, Lo Giudice ha quedado seducido por el patrimonio minero en toda su extensión. "Me gustan mucho las viejas explotaciones, pero también la estructura de las barriadas mineras". Mira el viejo territorio minero a través del angular de sus también gastadas cámaras de carrete. "Yo sigo usando película". Se ha resistido a dar por completo el salto al digital. Este siciliano aparenta ser un hombre con apego a las tradiciones. "Tengo manzanos y el año pasado hice sidra, pero me salió un poco avinagrada, así que la usé para elaborar aguardiente". El resultado le dejó mejor sabor de boca: "Esta bueno, aunque un poco fuerte".
Gavino tiene tendencia a protegerse la cabeza del frío con gorros. De momento, no usa boina. Por lo demás, se le puede confundir con un paisano "de toda la vida" de Turón. "Aquí estamos muy bien. Apenas salimos del pueblo, Nos llevamos muy bien con los vecinos y disfrutamos del clima y la naturaleza".
La historiadora del arte piensa seguir indagando en la cocina local y el fotógrafo tiene en mente publicar en el futuro un libro dedicado al legado minero. Son los asturianos de un futuro en el que la globalización amenaza con ruralizarse.
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