Entrevista | Sebastián Álvaro Aventurero, participó este fin de semana en la feria Nevaria, en Moreda

"Asturias debe adelantarse al problema de la masificación"

"Mi pasión aventurera viene de Tineo, la tierra de mi madre, el único lugar del mundo donde me reconozco en mi tierra, en mis orígenes"

Álvaro, en Moreda, con la antorcha olímpica de Pieonchang 2018. | D. O.

Álvaro, en Moreda, con la antorcha olímpica de Pieonchang 2018. | D. O. / David Orihuela

David Orihuela

David Orihuela

Ha estado en las cimas mas altas, en los lugares más espectaculares del planeta. Sebastián Álvaro, periodista y alpinista pero, por encima de todo, aventurero, ha vivido "Una vida al filo". Ese es el título de la conferencia que impartió el creador del programa de televisión "Al filo de lo imposible" en Moreda, dentro de la programación de la feria Nevaria. Álvaro vuelve a casa, a Asturias, a la tierra en la que nació su madre, natural de Tineo, y que le hizo ser lo que es.

–En Asturias se siente en casa.

–Estar en Asturias es volver a mis orígenes, a mi tierra. Nunca he sido un hombre muy apegado a la tierra, pero en el único lugar que me reconozco es en mi tierra de Tineo, mi madre era de allí y mi pasión aventurera viene de Tineo

–Una Asturias montañosa. Destaque alguna cima.

–De Asturias me quedo con todo, pero el Naranjo de Bulnes es mágico. Hemos grabado allí cuatro veces, la última con personas con enfermedades mentales. Queríamos luchar contra el estigma de la enfermedad mental y un grupo de gente que nunca había hecho montaña se marcó un reto tan imposible como escalar la cara sur del Naranjo de Bulnes, y lo hicieron. Las montañas nos dan la medida de nosotros mismos.

–Qué otros lugares busca en Asturias.

–Todos los lugares perdidos que espero que lo sigan siendo, no inaccesibles pero sí que cueste llegar a ellos, que la gente los descubra poco a poco. Hace tres años hice una escalada a Peña Santa y puedo decir que es una de las rutas más bonitas que he hecho en mi vida. De esas que estás tan solo y alejado de todo que si tienes un problema las cosas se pueden complicar mucho. Son lugares que todavía guardan la esencia de las montañas.

–¿Qué tiene la montaña?

–La capacidad de hacernos preguntas para las que muchas veces no tenemos respuesta, eso nos hace más humildes y nos da nuestra dimensión en la tierra.

–Hay quien dice que se ha democratizado mucho en los últimos años.

–La palabra no es democratizar. Mucha gente vende la masificación como democratización y la masificación lo que significa es banalización de la montaña y cuando se banaliza la montaña se esquivan los riesgos. Ir a la montaña, al mundo natural, tiene que tener siempre ese componente de riesgo. La montaña es inaccesible porque siempre supuso ir pasando unas etapas. Primero llegas a un sitio, luego subes a 1.000 metros, de repente se acaba la vegetación... y todo eso requiere un aprendizaje. Cuando se masifica, lo que se hace es que se destruye el patrimonio natural y cuando se destruye el patrimonio natural ya no sirve para nadie. Estamos obligados a mantener ese patrimonio natural.

¿Cómo?

–Lo primero que tenemos que hacer es darlo a conocer, porque no se puede amar lo que no se conoce. La gente debe ir a la montaña y conocerla, debe pasear por allí, pero que le cueste. No toda la montaña debe ser accesible para todo el mundo. Puede que esto sea un camino circular, cuando eres joven y estas más fuerte eres capaz de ir más rápido, de subir más alto, y cuando eres mayor y has recorrido una etapa lo que haces es saborear los lugares.

–La oficina técnica de EUROPARC-España y la Fundación Interuniversitaria Fernando González Bernáldez para los espacios naturales han realizado un estudio sobre los Lagos de Covadonga en el que recomiendan vallar el Enol y el Ercina para mantener su ecosistema, ya que los turistas se bañan o meten los pies y podrían dañarlo.

–(Silencio). Es que hay cosas que son tan incompatibles... (Silencio). Asturias tiene un reto, y España tiene un reto, que es poner a caminar a la gente. La introducción en las ciudades de aparatejos como los patinetes eléctricos ha acabado con los últimos que caminaban y sabemos que no hay nada más saludable para el cuerpo y para el espíritu que caminar. Lo que tenemos en las montañas son los últimos reservorios donde poder caminar en lugares alejados de la domesticación del ser humano.

–Le pregunto de otro modo, ¿Asturias corre riesgo de masificación?

–Ahora mismo, no. De momento, no, pero hay que adelantarse a los problemas.

–¿Y cómo se hace, con vallas en Los Lagos?

–Es sencillo. Se hizo en lugares como Ordesa (Parque Natural de Ordesa y Monte Perdido, en los Pinineos), uno de los primeros espacios protegidos de Europa, donde se podía llegar con el coche hasta la Cola de Caballo. Se hizo un aparcamiento disuasorio en Torla, se pusieron autobuses lanzadera que te llevan a la entrada del parque y ahí puedes caminar todo lo que quieras. Así se acabó con la masificación. Hay dos o tres días en el verano que hay demasiada gente, pero los otros 360 puedes caminar tranquilamente. Debemos actuar con la cabeza. Las prohibiciones son malas, así que hagamos que sean las mínimas. Eso sí, hay que poner prohibiciones taxativas con determinadas cosas que tienen que ver con la conservación de la naturaleza.

Suscríbete para seguir leyendo