Hablan las familias de denunciantes del caso de abuso a menores de Langreo: "Éramos amigos, todo esto era inimaginable"

"No es persona, es un depredador", aseguran los parientes de uno de los jóvenes | "Estamos convencidos de que hay más víctimas", explican

Langreo

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Luisma Díaz

"Hay que tener fuerza para dar este paso, pero estamos convencidos de que hay más jóvenes afectados. Por eso les pedimos que se sumen, no es fácil. La Policía está llevándolo todo con delicadeza, cariño y comprensión". Quien habla es la familia de uno de los denunciantes de los abusos sexuales presuntamente perpetrados durante años por J. F. D., hostelero de La Felguera. Por el momento son cuatro los jóvenes, ya mayores de edad, que han denunciado ante los cuerpos de seguridad haber sufrido abusos siendo niños y adolescentes, con edades de entre 7 y 17 años. Son víctimas pero "también unos valientes para dar este paso. Hay que descubrir la verdad de quién es este personaje", añade la familia, que mantenía una relación de "estrecha amistad" con J. F. D., de 68 años, detenido por la Policía y puesto en libertad con cargos por el Juzgado. La Policía investiga si puede haber más víctimas.

Hay dolor, también incredulidad, en el rostro de los familiares de uno de los denunciantes. "Lo veíamos mal, estaba con ansiedad, con una conducta que no era normal". Acudieron a especialistas, "y ahí saltó todo". "El primero en contárnoslo fue un amigo suyo", relatan los familiares. "Es muy duro recibir esta información, y la reacción inicial fue contra el crío. ¿Por qué ahora y no antes? Pero una vez que hablas con especialistas, te das cuenta de que es lo normal. Se sienten culpables, sucios, soportaron callados una situación así durante años. Tenía miedo a defraudar a la familia".

"Miedo a defraudar", porque su familia mantenía una estrecha amistad, de muchos años, con el empresario investigado, al que la Policía Nacional acusa de delitos de "abuso sexual" y "provocación sexual", en ambos casos a menores.

Las dudas iniciales se disiparon por completo después de acudir a especialistas, "que te abren los ojos y te dicen que lo que está contando es verdad. Estaba ahí, ahora entendemos la actitud que mantenía en los últimos tiempos. Todo derivaba de ahí", del haberse dado cuenta de lo que sufrió.

Al investigado "ya no lo llamamos persona, ya no. Ahora veo que debe ser un enfermo mental, un depredador. Manteníamos una relación de amistad. Era algo inimaginable, impensable que ocurriera algo así, pero ya ves, estas cosas pasan". Añaden que "no sabemos en qué acabará todo este proceso. No sabemos si la justicia lo condenará, pero estamos tranquilos, porque sabemos lo que nos dicen los profesionales", psicólogos, psiquiatras, abogados especializados: "Que dice la verdad". Temen que si el investigado "hizo todo esto" con el hijo de unos amigos, "es muy posible que haya más víctimas. Pedimos a los chavales que hayan sufrido esta situación que den el paso. Por encima de víctimas, los que ya lo han hecho son valientes. Solo una persona valiente se atreve a hacerlo".

Agradecen el trato recibido por parte de la Policía Nacional, que se encuentra investigando el caso. "No lo están haciendo sentirse mal, lo contrario. Lo llevan todo con delicadeza, comprensión. Lo están haciendo muy bien. Por eso, si hay alguien más que dé el paso y denuncie, tendrá garantías totales, como nosotros las estamos teniendo". Saben perfectamente que dar el paso "es difícil, vergonzoso. Langreo, al final, es un pueblo. Es duro, pero cuantos más casos se conozcan, más fuerza podremos hacer. No se pueden callar estas situaciones". La familia de este denunciante está "convencida" de que debe de haber "más casos, más afectados".

La trama se abrió con la denuncia de un joven, ya mayor de edad. La investigación practicada por la Policía logró identificar a otras tres víctimas que también han presentado denuncia. Todas ellas, según los cuerpos de seguridad, "manifestaron haber sufrido numerosas conductas pedófilas por parte del investigado". Los primeros hechos denunciados se remontan a unos 20 años atrás, los más recientes, a hace tan solo un par de años.

Los presuntos abusos denunciados se realizaron siguiendo un mismo patrón. Siendo menores, las familias de los niños eran amigas o conocidas del investigado. Según las víctimas, esta cercanía hacía que pudiesen quedarse a solas con el investigado, momentos en los que aprovechaba para ponerles películas pornográficas. Durante la proyección llegaban los abusos.

La Policía practicó registros e intervino equipos informáticos y telefónicos. Ahora busca más posibles víctimas.

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