A mi aire

Propinas

El pago obligatorio de un complemento del servicio de restauración

José Manuel Ibáñez

José Manuel Ibáñez

Se ha abierto estos días atrás en toda España amplio debate sobre la obligatoriedad de que las tradicionales propinas sean incluidas en las facturas de todo tipo de consumiciones, pero básicamente a las realizadas en las empresas de restauración. Leo que en Madrid y en Barcelona algunas de ellas ya lo han puesto en práctica, con cantidades que oscilan entre el 5 y el 10 por ciento.

Por estos pagos somos muy propensos a justificar con lo que se hace en otros países cuando nos conviene, así que a este paso no tardarán a equipararlo a los Estados Unidos que es el 20 por ciento. Todo se andará.

El uso generalizado de las tarjetas de crédito para realizar cualquier tipo de pagos, lógicamente también para las más simples consumiciones en bares, cafeterías, sidrerías o restaurantes, ha desterrado la costumbre de dejar unas monedas de las vueltas y de ahí provienen las quejas de los trabajadores del gremio de restauración, que han visto decaer significativamente las llamadas propinas.

Pero lo que no parece de recibo es que por parte de algunos empresarios se justifique como un complemento del sueldo de sus empleados. Resulta obvio decir que estos trabajadores deben de percibir un sueldo digno, además cumplirse el horario laboral establecido, pero ni el salario ni el horario suelen cumplirse y ajustarse a los convenios laborales del gremio.

Todo ello no resulta óbice para que de motu propio y en servicios agradables y correctos, amén de la necesaria y evidente empatía, el cliente pueda tener el detalle de compensarlo con la correspondiente propina.

Pero la "obligación por decreto" eso ya no tiene lógica alguna y más en establecimientos que ya te lo cobran todo bien cobrado, y con un servicio no precisamente acorde a las cantidades reclamadas en las facturas; además, siempre queda la duda de si las comentadas propinas llegan al final a los verdaderos destinatarios.

No hay más que acercar la oreja a tertulias y clientes para comprobar el fuerte rechazo que ya suscita esta norma que pretenden imponer. Creo que se debe mantener la libertad de que cada cual deje o no propina, pero nunca aplicar un modelo obligatorio como pretenden implantar. Veremos a ver en que acaba la historia.

Suscríbete para seguir leyendo