A mi aire

Tonto el último

Llegó la hora de pedir las reivindicaciones pendientes

José Manuel Ibáñez

José Manuel Ibáñez

No se trata de recordar un juego de hace ya muchos años en el que los chavales a grito pelado salían disparados por cualquier motivo y al último que llegaba le colgaban el sambenito de tonto. Pero similar.

Ahora mismo, en plena vorágine electoral, resulta el momento adecuado para que los colectivos, entidades y asociaciones de toda condición aprovechen para reivindicar lo que consideran imprescindible. Es el momento oportuno, el terreno está abonado para conseguirlo por las fechas electorales, y como no sea en estas vísperas habrá que esperar otros cuatro años.

La necesidad de las formaciones políticas –básicamente las que gobiernan– de sacar votos hasta debajo de las piedras, hacen que se sientan sensibles a las diversas peticiones que les llegan. También los que están en la oposición nos regalan los oídos vendiéndonos una Arcadia feliz, aunque esto lo hacen todos.

A los Ayuntamientos les entran prisas para tapar baches, podar sebes, mejorar la limpieza o rescatar asuntos que permanecían olvidados por algún cajón... También se esfuerzan para hacerse visibles a los ciudadanos. Lógico, muchos se juegan el cocido, y no están los tiempos para que te muevan el sillón.

El entramado nacional anda muy revuelto –en todos los sitios cuecen fabes– y en Asturias no nos libramos. Tengo la impresión de que ningún sector se quiere quedar atrás: limpieza, bomberos, justicia, sanidad, metalúrgicos, hostelería, pensionistas…

Existe un cansancio y un escepticismo generalizados de tener que llegar a estas fechas para que de algún modo los gobernantes se pongan las pilas, cuando han tenido tiempo de sobra para hacerlo, y al final los problemas se les multiplican sin complacer a tanto demandante. Por lo tanto, al grito de "tonto el último", todos a pedir, a exigir, y los que se queden atrás ya saben lo que les espera.

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