Accedió Robles a la sala de prensa con un gesto de euforia contenida después de la victoria azul en Ferrol y se dispuso a analizar la importancia de los tres puntos. "Llevo desde el primer día reclamando equilibrio. Y hoy lo hemos tenido", pronunció el técnico a modo de resumen. Las mentes más analistas recordaron entonces el importante rol que desempeña Jon Erice en el sistema ideado por Robles.

El gijonés llegó al primer equipo con la idea innegociable de un sistema de juego que ya había empleado en el juvenil de División de Honor. En el 4-3-3 que pone en liza cada domingo el papel del mediocentro defensivo es de importancia capital. Erice ha sido uno de los fijos tanto en los esquemas de Granero como en los de Robles desde que comenzara la temporada. Sin embargo, otros factores externos no le han ayudado en una temporada complicada.

El primer obstáculo de Erice llegó por su falta de preparación veraniega. El centrocampista se embarcó a última hora al proyecto oviedista sin tiempo para las necesarias probaturas de los torneos estivales. Granero solía comentar que lo sacó del avión que le llevaba a Tailandia para ofrecerle una atractiva propuesta que miraba al ascenso como único objetivo. Erice decidió aceptar la apuesta.

El otro gran enemigo del pivote han sido las lesiones. Nunca en su carrera deportiva había sufrido percances de tanta gravedad como los vividos esta temporada. Un esguince en el ligamento lateral izquierdo de la rodilla izquierda en octubre y una rotura del bíceps femoral izquierdo en marzo han reducido su participación.

Hasta la fecha, Erice ha disputado 1.419 minutos en la Liga, después de 19 encuentros como titular, todos los que le han permitido las lesiones. El pivote ha visto ocho amarillas y ha marcado un gol, ante el Tropezón en la segunda jornada de competición.

La presencia de Jon Erice en el centro del campo ha logrado maximizar el rendimiento del Oviedo desde la llegada de Robles. El técnico sumó en Ferrol su décimo encuentro como entrador del Oviedo con un saldo hasta la fecha de cinco victorias, dos empates y tres derrotas. Erice ha participado en seis de esos encuentros. Su aportación es muy positiva: con él en el césped, el Oviedo de Robles ha ganado en cuatro ocasiones, ha empatado en una y sólo ha perdido en una ocasión.

Su influencia tiene especial calado en el aspecto defensivo. De nuevo la estadística se encarga de confirmar lo que se percibe al analizar el juego de los azules: con el navarro en el campo, el Oviedo recibe menos goles. El equipo de Robles ha recibido nueve tantos en los diez partidos de la nueva era (0,9 por encuentro). Con Erice en el once, los azules tan sólo han encajado tres en seis partidos (0,5 en cada duelo).

Robles quiere que el equipo se muestre aún más fiable de cara a la recta final, con todo en juego. La intensidad defensiva y la agilidad en ataque dependen en gran medida del rendimiento de Erice, un imprescindible en este Oviedo.