Genio y figura. Polémico, temperamental y casi siempre a contra corriente. José Manuel Vigil García, "Malcorne", de Pola de Siero, sigue en la misma línea a sus 71 años. Entrenador de fútbol desde hace medio siglo porque en su momento se dio cuenta de que "llevaba algo dentro y no era ser jugador, sino entrenador". Dirigió a varios equipos asturianos, en algunos casos con notable éxito, y en este temporada entrena al cadete A del Romanón.

El próximo viernes, en la tradicional cena anual que se celebra en Noreña, el Comité Técnico Asturiano de Entrenadores efectuará la entrega de la insignia de oro del organismo. En esta ocasión se la otorgaron a Miguel Ángel Goroztarzu. Y esta es una de las espinas clavadas de Malcorne, quien lleva 47 afiliado al citado Comité. El técnico poleso asegura que merece esa insignia "hace más de 25 años" porque "me juego 100.000 euros a que nadie tiene un curriculum como el mío y, por lo tanto, es cuestión de justicia. Sé que no me la van a dar, pero si me la ofrecieran ahora ya no la quiero", dice.

El técnico poleso muestra su enfado por este hecho porque, según él, se la han dado a muchos entrenadores que "¿con quien empataron, a qué equipo entrenaron?", por lo que asegura que "es una deshonra para mí que no me hayan dado esa insignia". Insiste sobre lo que considera una desconsideración permanente del Comité con él y recuerda que el Comité obsequia con un reloj a los entrenadores que cumplen 25 años en el organismo y, según asegura, "el nombre de Malcorne se obvió, se olvidaron de mí; me llamaron un año después para darme el dichoso reloj y, lógicamente, no lo acepté".

¿Cual el motivo por el que, según él, le tiene "marginado" el Comité? Él lo explica así: "Todos los que la recibieron son de las Cuencas y hay que tener en cuenta que Maximino Martínez, el presidente de la Federación Asturiana de Fútbol (ahora también presidente de la Mutualidad Nacional de Futbolistas), y Juan Ramón Cuetos Lobo, ex presidente del Comité Territorial de Entrenador (ahora presidente del Comité Nacional), son de las Cuencas". Y Malcorne considera que "he hecho mucho por este deporte, no sólo entrenar, yo he hecho más porque he creado". Además de entrenar durante 30 años estuvo 18 al frente del Patronato Deportivo municipal de Siero y "tres años ojeador del Atlético de Madrid para el Norte de España".

Líder de una saga de cuatro hermanos, Julio y los gemelos Félix y Manolo, en su momento llegó a fundar un club, el Olímpic de Siero, para que sus hermanos tuvieran donde jugar. Y con su dilatada experiencia dice que para él no hay entrenadores malos o buenos, aunque, eso sí, el se considera "un entrenador diferente, un gestor de vestuarios" que dirigió la época dorada del Siero. Se define como percursor del "tiqui-taca" puesto que "mis equipos ya jugaban al toque en 1980 y me río de que se nombre a Guardiola como el gran iniciador del juego de toque". Le gustaba más el fútbol de antes que el actual.

Y otra de sus apuestas es que es un gran defensor de los futbolistas de baja estatura porque "tienen el centro de gravedad más bajo, lo que les permite mayor habilidad con el balón en los pies además de ser más difíciles de tirar al suelo". Sobre esta teoría Malcorne publicó un libro en 1982 titulado "El mal del fútbol: falta de jugadores inteligentes" para combatir lo que él consideraba una injusticia con sus hermanos. Su objetivo siempre fue "que el jugador disfrute con el juego" y basa su enseñanza en "saber controlar, saber pasar y saber cómo se debe golpear el balón".