Estímulo para un equipo alicaído

Marc Peñarroya, con el balón

Marc Peñarroya, con el balón / MIKI LOPEZ

Alberto Menéndez

Alberto Menéndez

No era el de ayer el partido más adecuado para iniciar una remontada en la clasificación. De todas las maneras el Oviedo lo intentó. Pero, claro, enfrente tenía al líder de la LEB Oro, al Palencia, y todo quedó en un quiero y no puedo. El conjunto castellano está formado por una especie de selección de la segunda categoría del baloncesto español (como muy acertadamente lo definió el entrenador de los carbayones, Trifón Poch) y esa experiencia fue la que decantó la balanza del lado del Zunder Palencia en el último cuarto. Hasta ese momento la igualdad había sido máxima.

Los jugadores del Alimerka pusieron todo de su parte para hacer frente a los palentinos. Quizás en otras circunstancias estas ganas hubiesen sido suficientes para oponerse con alguna garantía de éxito a los gallitos de la categoría, pero para un conjunto tan agobiado como el Oviedo, tan necesitado de triunfos, fue claramente insuficiente. Por una sencilla razón, porque los nervios les atenazan e impiden que alcancen el porcentaje de acierto indispensable en ataque para poder derrotar a un equipo que solo ha perdido dos partidos en la que va de competición.

Perder contra el Palencia era lo lógico. Los rivales del Oviedo este año son otros, son los que juegan para mantener la categoría. Y ahí sí han fallado claramente los asturianos en los últimos partidos. Y ahí, en esa liga, es en donde un Alimerka tan alicaído como el actual necesita un estímulo, un acicate que le ayude a recuperar sensaciones e iniciar una remontada que se antoja urgente si no quiere verse cada vez más hundido en la clasificación y sin posibilidad de redención.

¿Puede el actual entrenador liderar esta recuperación? Esa es la gran incógnita que debe despejar el club. Ciertamente el Oviedo dio ayer una imagen bastante buena ante el Palencia, sobre todo en defensa, pero también es verdad que en ataque el conjunto carbayón continúa sin encontrar la tecla que le permita desenvolverse con cierta fluidez. Y en los momentos delicados, en la mayoría de los encuentros (sobre todo ante los rivales más directos), salvo raras excepciones, no se han tomado las decisiones adecuadas en las jugadas clave.

El Alimerka tiene en casi todos los partidos momentos brillantes. Es decir, sus jugadores demuestran que saben hacer cosas bien. Lo que les falta es continuidad. La plantilla es la que es y no va a cambiar mucho de aquí al final de la temporada. Faltaba un base y ha llegado Fabio Santana, que ayer, con un solo entrenamiento con los azules, demostró que puede ser un buen complemento para Peñarroya.

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