Fútbol es fútbol

La opinión de Antonio Rico: Helena de Troya cierra sus redes

Nico Williams, jugador del Athletic Club, tuvo que cerrar sus redes sociales después de la semifinal de la Copa del Rey ante Osasuna porque sus fallos ante la portería rival provocaron una avalancha de insultos e incluso amenazas

Antonio Rico

Antonio Rico

Nico Williams, jugador del Athletic Club, tuvo que cerrar sus redes sociales después de la semifinal de la Copa del Rey ante Osasuna porque sus fallos ante la portería rival provocaron una avalancha de insultos e incluso amenazas. Taty Castellanos, jugador del Girona, tuvo que hacer lo mismo después de fallar un gol aparentemente cantado en el Camp Nou, en un mano a mano con Ter Stegen, ese portero que ha encajado con el Barça esta temporada la enorme cantidad de nueve goles. Definitivamente, el fútbol moderno se ha vuelto loco. Menos mal que nos queda Gorgias de Leontinos y su "Encomio a Helena".

Muchos critican a Nico Williams y Taty Castellanos y algunos llegan al insulto, las amenazas y el odio más primario. Helena de Troya, después de abandonar a Menelao para acompañar a Paris a Troya, también tuvo que soportar insultos, amenazas, odio y el hecho de que los griegos enviaran mil naves a Troya para que su marido pudiera vengarse de la infiel esposa. Hoy, la bella Helena también tendría que cerrar sus redes sociales para escapar del ruido y la furia. El poder de las palabras, como decía Gorgias, guarda con respecto a la disposición del alma la misma relación que la prescripción de fármacos con respecto a la naturaleza del cuerpo, de modo que, así como un fármaco puede poner fin a una enfermedad o acabar con la vida, las palabras producen aflicción o placer, y mientras unan envenenan el alma de los que las oyen otras predisponen a la audacia. Las palabras que escupen esos tipos que no entienden que Nico Williams o Taty Castellanos pueden fallar un gol porque, si no fuera así, el fútbol sería una ciencia formal, producen aflicción y envenenan el alma del aficionado. Pero hay otras palabras. Gorgias lo entendió muy bien cuando escribió su "Encomio a Helena" porque las palabras pueden acabar con el miedo a fallar un gol, desterrar la aflicción tras un error que impide la victoria en una semifinal de Copa o en un partido de Liga, o intensificar la compasión hacia dos futbolistas que dieron lo que tenían en el campo sin reservarse nada. ¿Y si Helena era inocente? ¿Y si Nico Williams y Taty Castellanos también lo son?

¿Y si Helena no abandonó a su marido por propia voluntad, sino por orden de los dioses o decreto de la necesidad? ¿Y si Nico Williams no quiso fallar sus oportunidades ante Osasuna, sino por orden de los dioses del fútbol o por decreto de una necesidad que quiso premiar a un equipo como Osasuna que merecía disputar una final? ¿Y si Helena fue raptada por la fuerza? ¿Y si el disparo de Taty Castellanos fue raptado por la fuerza de un Ter Stegen que achicó la portería o la distorsionó como si fuera uno de los relojes blandos de Dalí? ¿Y si fueron las palabras de Paris las que persuadieron a Helena y engañaron su mente? ¿Y si fueron las palabras elogiosas de los periódicos y de las redes sociales que Nico Williams ya veía escritas las que engañaron a su pie haciéndole creer que el gol ya estaba hecho? ¿Y si Helena estaba trastornada por la fuerza del amor? ¿Y si Taty Castellanos se vio solo ante Ter Stegen en el Camp Nou y la fuerza del amor en ese momento único en su carrera trastornó su puntería? Gorgias concluye que tanto si Helena abandonó a su marido porque se enamoró de Paris, o lo hizo persuadida por sus palabras, o raptada por la fuerza, u obligada por necesidad divina, tiene que ser absuelta de toda culpa. Estoy seguro de que Gorgias había escrito un "Encomio de Nico y de Taty" para que sus palabras incitaran a la compasión, y no al odio.

Helena de Troya, como Nico de Bilbao y como Taty de Girona, se habría visto obligada a cerrar sus redes sociales para huir de los insultos de griegos y troyanos. Las palabras tienen un cuerpo pequeñísimo e invisible, y pueden cerrar redes sociales si se utilizan para el odio, pero abrir universos futbolísticos si incitan a la compasión.

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