En territorio comanche

La opinión sobre la situación de Miguel Ángel Ramírez en el Sporting: MAR y el don de la oportunidad

Vistos los acontecimientos a lo largo del día quedó claro que el técnico del Sporting se lo estuvo pensando, lo que empuja a creer que algo se ha roto entre el entrenador y la familia orlegiana

Miguel Ángel Ramírez, en el centro, durante un partido en El Molinón

Miguel Ángel Ramírez, en el centro, durante un partido en El Molinón / JUAN PLAZA

Pablo González

Pablo González

MAR, con #hashtag o sin él, tiene una oferta sobre la mesa del potente Barcelona... de Guayaquil. Vistos los acontecimientos a lo largo del día quedó claro que el técnico del Sporting se lo estuvo pensando, lo que empuja a creer que algo se ha roto entre el entrenador y la familia orlegiana, a la que, por cierto, no le gustan aquellos que no están comprometidos al ciento diez por ciento con el "proceso".

Se mastica en los billares, que cantaba Sabina, que MAR tiene la mosca detrás de la oreja por la lentitud con la que se está llevando a cabo la reconstrucción de la plantilla y que al club le está costando traer jugadores dado que anda justo de billetes del Monopoly. Ya en las últimas comparecencias de MAR la pasada temporada su discurso flojeaba un poco a la hora de ir a muerte con el orlegianismo.

Y ahora llega esto, poco usual cuando se trata de entrenadores, el pan nuestro de cada día con los jugadores. Tampoco es que MAR se sienta muy a gusto en Gijón, donde considera que aún es diana de los viuditos y viuditas de Abelardo, pero donde curiosamente está "sufriendo" el mismo proceso que el Pitu: exigencia de play-off cuando no hay plantilla.

Luego hay que ver cómo el don de la oportunidad se está cebando con el Sporting. Con la campaña de abonados todavía calentando motores, el mismo día de la presentación de la única cara nueva hasta el momento y a unas horas de iniciar el viaje a México lindo y querido, la entidad rojiblanca rozó un nuevo cambio de entrenador sin haber jugado ni un minuto. Ya saben, como en "Verano azul" cuando la palmó Chanquete, algo se muere en el alma cuando un amigo se va. O no, que al final MAR se queda, ¿oyisti, güey?

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