Fútbol es fútbol

Rocky en el Barça, Truffaut en la Premier y Tintín en Costa de Marfil

Antonio Rico

Antonio Rico

1. No hay dolor. En "Rocky IV", una película que ha envejecido peor que las hombreras, el "Saca el güisky cheli" de Desmadre 75 y los gags de Benny Hill, el entrenador Duke motiva a Rocky en su pelea con el gigante soviético Iván Drago con este breve y discutible mantra: "No hay dolor, no hay dolor". Ya. En los primeros asaltos del combate, Drago somete a Rocky con sus golpes, potencia, gestos y amenazas de muerte, pero Rocky Balboa acepta que "no hay dolor" y termina por derribar al ogro comunista, ganar el combate y hacerse con los corazones del pueblo soviético y hasta de los miembros del politburó. Otra victoria del capitalismo. Xavi, el entrenador del Barça, debería seguir el consejo del entrenador de Rocky y sentarse en el banquillo con ese mantra en la cabeza: "No hay dolor, no hay dolor". Los terribles, crueles y desconsiderados ataques e insultos de muchísimos culés hacia Xavi solo pueden soportarse con la actitud de Rocky ante Drago. No hay dolor. No importa que Xavi sea golpeado una y otra vez por los suyos. No hay dolor. Con suerte, un golpe bien dirigido puede hacer que el Barça gane un título y, entonces, los mismos que le insultaban le encumbrarán y Xavi levantará sus brazos como Rocky después de derrotar a Drago.

2. Compatible con el cine. En su famosa conversación con Alfred Hitchcock, que dio lugar al inagotable "El cine según Hitchcock", el cineasta francés François Truffaut afirma, con cierta osadía, que en Inglaterra hay algo indefinible pero ciertamente anticinematográfico, de forma que uno puede preguntarse si existe una incompatibilidad entre la palabra cine y la palabra Inglaterra. Con independencia de que Truffaut prefiriera el cine norteamericano o incluso francés (que ya es decir) al cine "made in England", hablar de incompatibilidad entre cine e Inglaterra parece excesivo. Si Truffaut pudiera ver los partidos de la Premier League, seguro que cambiaría de idea. No hay nada más cinematográfico que el fútbol inglés. Emoción, suspense, héroes de carne y hueso, metáforas de la vida cotidiana que pueden confundirse con poesía (como en la filosofía de Nietzsche), auge y decadencia, pasión, peripecias (cambios de acción en sentido contrario, como dice Aristóteles), tragedia... El cine según Hitchcock es cine con mayúsculas, pero el fútbol según la Premier es cine compatible con la vida.

3. Tintín ya no está en el Congo. La Copa Africana de Naciones no tiene muy buena fama entre los futboleros europeos porque es una competición que se lleva a los futbolistas africanos que juegan en las grandes Ligas y, además, tendemos a pensar que el fútbol africano es un fútbol pasado de moda, anárquico, poco trabajado, deficiente tácticamente y plagado de porteros horribles. Bueno, ese fútbol sería el fútbol que Hergé podría haber dibujado en algunas viñetas de "Tintín en el Congo", un álbum que ahora criticamos por racista y paternalista pero que responde a una época ciertamente distinta a la nuestra. La Copa Africana de Naciones no roba a los futbolistas africanos que juegan en Europa ni es una competición primitiva sin mucho interés. Hergé escribió y dibujó "Tintín en el Congo" mucho antes de la descolonización y con muy pocos conocimientos sobre África, de modo que su visión paternalista del Congo e incluso el maltrato animal que vemos en Tintín no se puede decir que sea racista o antiecológico. Hoy Tintín podría darse una vuelta por Costa de Marfil para comprobar si el Salah de la selección de Egipto es tan bueno como el Salah del Liverpool y, sobre todo, alegrar la vista con la selección de Marruecos. Toda una aventura.

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