Opinión | En territorio comanche

La opinión sobre el Oviedo y el Sporting: La escalera hacia el cielo de Peláez y Guerra

"No hay fracasos, son pausas, escalones para llegar al éxito". Lo dice Martín Peláez. Y de pausas y escalones, casi tantos como la escalera hacia el cielo ("Stairway to heaven") de "Led Zeppelin", saben bastante en el Sporting y en el Oviedo

Por la izquierda, Martín Peláez, David Guerra y Pedro Laguna

Por la izquierda, Martín Peláez, David Guerra y Pedro Laguna / Universidad Nebrija / Zaida del Río

"No hay fracasos, son pausas, escalones para llegar al éxito". Lo dijo Martín Peláez, presidente del Oviedo, durante la charla que mantuvo mano a mano con David Guerra, su camarada de cargo en el Sporting, en el acto organizado en Madrid por Compromiso Asturias XXI. De pausas y escalones, casi tantos como la escalera hacia el cielo ("Stairway to heaven") de "Led Zeppelin", saben bastante en el Sporting y en el Oviedo. Los unos cayeron y tuvieron que escalar desde el barro de la Creación, y los otros rozaron el drama más de una vez por lo de casi siempre: una gestión nefasta. Guerra y Peláez, Peláez y Guerra repasaron sus sensaciones que han venido acumulando desde que aterrizaron en Asturias, como la negatividad, la cantidad de cenizos y cenizas que existen a ambos lados del Potomac. Vamos, lo que viene siendo una parte inherente del ser asturmilitantes por cuna, educación y/o raza.

Por lo demás, los propietarios mexicanos de los dos grandes de la madreñina "furgolística" se sorprenden de lo lento que aquí, en la madre patria, marchan algunas cosas, como el asunto de mover papeles en la Administración (ya saben, Latores y tal y tal). Mientras, en lo que da y quita el pan y el sueño, los azules se preparan para asaltar de una vez los puestos de play-off, y los rojiblancos se conjuran para volver a ellos.

En ambas orillas están pendientes de recuperar a jugadores que creen que van a ser importantes de aquí a final de temporada. Carrión ya tiene un efectivo más para el ataque como es Álex Millán. MAR espera por Rivera y Campuzano, a los que ahora se añora cuando en verano fueron marcados a hierro y fuego con el cartel de transferibles. Pero ya se sabe las vueltas que da el fútbol. Un día subes los escalones de dos en dos y al siguiente apareces en el sótano, ¿oyisti, güey?

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