La figura de la semana | Miguel Ángel Prieto Médico de familia y nuevo "Embajador de Gijón"

Miguel Ángel Prieto, gijonesismo por prescripción médica

Discreto y muy afable, es un referente de la atención primaria y lleva décadas dando a conocer la ciudad en los congresos a los que acude

Miguel Ángel Prieto

Miguel Ángel Prieto / Mortiner

Los grandes congresos y jornadas de medicina siempre dan lugar a sobremesas y ratos muertos en los que compañeros del gremio de todo el país tienen oportunidad de conocerse. Los médicos cuentan su última gran escapada –muchas veces vinculada a una de estas citas–, recomiendan sus restaurantes de referencia y comparten fotos de sus viajes y rincones favoritos. En esos foros, Asturias tiene desde hace ya algunas décadas un aliado, discreto pero insistente, que aprovecha para "colar" la marca regional. Es el médico de familia Miguel Ángel Prieto (1959, Salas), "Embajador de Gijón" de este año junto al ingeniero Jaime Viña. Prieto es médico de familia en el centro de salud de Vallobín, en Oviedo, y es vicepresidente tercero de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), además de responsable del área del área de congresos y jornadas de la misma entidad. Fue uno de los grandes impulsores de que la sociedad organizase en Gijón su congreso nacional en 2019, que pasó a la historia como una de las citas sanitarias más concurridas en la ciudad, con 4.000 asistentes. Amante de los viajes, la lectura y la gastronomía, asume el reconocimiento como embajador con orgullo. Y su entorno, como un acto de justicia.

Para "vender" Asturias a sus colegas sanitarios, Prieto saca mucho pecho de la gastronomía regional. Es orgulloso integrante del bando "pro-cachopos", aunque eso le haga caer a veces en discusiones repetitivas con médicos asturianos –compañeros con aires de sibaritas, si se le pregunta a Prieto, y con peor gusto que él en el buen comer– que tratan de aupar a la fabada y al arroz con leche por encima de la carne empanada. El facultativo no le hace ascos a ningún plato local y se sabe los menús de muchos chigres, así que los compañeros del gremio de fuera de la región suelen fiarse de sus recomendaciones. Al final, casi todas las comidas con médicos de fuera de Asturias acaban con varios cachopos encima de a mesa, muchas veces bajo la recomendación de Prieto.

Gijonesismo por prescripción médica

Gijonesismo por prescripción médica / Mortiner

El médico huye de localismos, quizás, por su biografía. Nacido en Salas, estudió en el San Juan Bautista de Corias, en Cangas del Narcea, y luego estudió la carrera en Oviedo y trabajó durante años en el centro de salud de Sama. Para entonces Prieto ya gozaba de un respeto reconocido en el gremio sanitario regional por su apuesta por la investigación médica desde la atención primaria, un enfoque que aún hoy sigue sin ser demasiado habitual. Muchos le consideran, en este sentido, un adelantado a su tiempo que hoy se sitúa como uno de los médicos de familia más citados en la literatura científica del país. Destacó también por su vinculación con la Sociedad Asturiana de Hipertensión y Riesgo Cardiovascular (SEH-LELHA), una entidad con la que lleva ya muchos años colaborando y que representa la principal temática de sus estudios, vinculados casi siempre a lo vascular. Fue su colaboración con Semergen, no obstante, el que catapultó su prestigio a nivel nacional, y hoy es una de las principales autoridades de la atención primaria en España. Fue importante su papel para que el congreso de la sociedad se convocase en Oviedo en 2012 y, sobre todo, para que se celebrase en Gijón en 2019. Solo esta última –que contó con Prieto como responsable del comité organizador y con Antonio Fernández como presidente del comité científico– supuso para la región una repercusión económica de más de diez millones de euros, aunque para el gremio sanitario el principal logro fue contar con un altavoz nacional al que comunicar sus investigaciones.

Prieto es futbolero, pero no del todo forofo. Prefiere ver un buen partido antes que pelearse por los colores de las camisetas. Siente un cariño confesable por los oviedistas porque su hijo, Alejandro, fue un gran jugador de la cantera azul que a punto estuvo de dar el salto a la liga profesional, truncada por una lesión. Pero también sigue de cerca a los rojiblancos, y en general no acaba de entender los "piques" entre las aficiones. Es, eso sí, del Barcelona, aunque su entorno supone que Prieto es más bien de Messi y que por eso últimamente al médico se le escucha hablar menos de fútbol.

Su hijo trabaja en una entidad bancaria y el resto de la familia forma parte del gremio. Su hija, Silvia, es cardióloga. Y su mujer, Belén González, es médico y trabaja en su mismo centro de salud, y según el entorno del facultativo ella fue uno de los principales apoyos que ha tenido Prieto para sacar adelante sus investigaciones, que suelen chocar con la falta de tiempo que afecta a cualquier médico de familia y, en general, a la falta de medios que se facilitan desde la administración.

Cuando no está en la consulta, investigando o de viaje de congresos, Prieto saca a relucir un perfil polifacético. Entiende de cine, de música y de literatura, pero tampoco se las da de cultureta. Le gusta mucho viajar y es un gran amante del senderismo y el deporte de montaña. Como médico, tiene fama de saber explicarse "en castellano" con sus pacientes y de nunca perder la compostura. Su entorno jamás le ha visto alzar el tono de voz. No le hace falta. A Prieto se le suele hacer siempre caso.

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