Ante las elecciones
No se esperaban tan súbitamente. Es criterio común que no ha sido la mejor fecha. Presenta dificultades para muchas personas, cuando lo propio y específico de la democracia es el voto. Es exigible más respeto para la ciudadanía. Pero, si siempre debiera ser una obligación moral el acudir a las urnas, las circunstancias políticas que atravesamos, lo hacen todavía más responsable. Podemos plantearnos también esta pregunta: ¿Cómo se sitúa la Iglesia española ante este panorama político? Solía ser normal que, como motivo de las elecciones la Conferencia Episcopal publicara un escrito de orientaciones para contribuir al esclarecimiento y el discernimiento del sufragio. En las anteriores municipales solamente el nuevo secretario general dijo una serie de generalidades sabidas. No hubo documento. Fue un moderno movimiento eclesial, Comunión y Liberación, muy extendido por 70 países y que organiza el famoso Meeting de Rímini, al que acuden políticos, universitarios y personas significativas en diversas profesiones y tareas, el que alumbró un comunicado importante por las indicaciones que exponía. Resalto esta: El voto "es una ocasión de participar activamente en la construcción de la ciudad común, de la que somos miembros y en la que nos consideramos protagonistas...". En esta nueva ocasión la Iglesia está urgida a contribuir al discernimiento porque estamos en un momento de cambio acelerado en el que están en juego, no solo muchos valores fundamentales, sino la misma dignidad de la persona humana. La iglesia por el peso moral que tiene y ser un actor social importante que aporta un sentido de la vida humana, que profesa un humanismo y posee un acervo acreditado de Doctrina Social, tiene la obligación de pronunciarse y ayudar, no al "voto católico", (ya no hay partidos democristianos o socialcristianos), sino ayudar a discernir y reflexionar a los católicos a la hora de ejercer su derecho y obligación al voto que sin duda será plural. Lo que debe recomendar es que lo hagan en conciencia y libertad.
En estas elecciones generales están en danza valores importantes como la vida humana y su dignidad, la verdad, el bien común sustituido por el poder, la convivencia polarizada y enfrentada, los populismos engañosos, la desigualdad social creciente, las nuevas pobrezas y la caída de las clases medias, el respeto al pluralismo social, cultural y religioso, la adulteración de las antropologías y de la historia convertida en relatos falaces... La misma política, noble y necesaria actividad, está siendo convertida en terreno pantanoso, creando un clima bronco que retrae de la participación a los mejor dotados para trabajar por el "bien común" y el progreso de todos. Un tiempo como el que nos toca vivir tiene que ayudarnos a crecer en conciencia y compromiso social que evidentemente estaba dando señales de mínimos.
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