Opinión

Luis González Fernández

Ser mundial sí tiene precio

Sobre la limpieza y cuidado de los espacios públicos

No pretendo dilucidar aquí si el Ayuntamiento debiera o no apoyar económicamente a la FIFA para la celebración del Mundial de fútbol de 2030 en El Molinón, ni si este acontecimiento beneficiaría a la economía local o, si por el contrario, comprometería en exceso las arcas municipales.

La precipitada y sorprendente reacción del equipo que gobierna en estos momentos el municipio se parece mucho a ¡qué ocasión más oportuna para lucirnos! Como si de magia se tratara, horas después de la cacareada negativa, aparecieron por los distintos soportes publicitarios de la ciudad, carteles de considerable tamaño con un texto que, tal pareciera corresponder a una campaña electoral: "Un mundial es caro. Ser mundial no tiene precio". Así reza el citado cartelón abonado, supongo, por la tesorería del ayuntamiento, es decir, del bolsillo de los ciudadanos.

Ser mundial, sí tiene precio. Una ciudad que pretenda atraer turistas, organizar congresos, recibir cruceristas, excursiones programadas o programar conciertos musicales multitudinarios y ser como ustedes llaman coloquialmente "mundial", no debe descuidar la limpieza de sus calles o plazas, aún hoy con abundantes desperdicios sin recoger, excrementos de perros por sus aceras, cierres de fincas, o casas abandonadas en las que campan a sus anchas ratones y otras alimañas ofreciendo una pésima imagen a los visitantes.

Tampoco es aceptable que las barandillas y columnas de alumbrado del Muro de San Lorenzo se encuentren buena parte del año bañadas de chorretones de óxido a las que, como ocurre estos días, se les "lava la cara" con una sencilla capa de pintura que resistirá escasamente hasta que finalice el verano. Esa barandilla tiene un auténtico cáncer en sus entrañas. Faltan tramos de tubería y no es de extrañar que muchos metros de la misma necesiten más que un "maquillaje" una reposición. En este concejo hay empresas expertas en tratamientos de instalaciones metálicas. Lo aconsejable sería decapar con chorro de arena, asegurarse de aplicar suficientes micras de una imprimación de calidad y, sobre ésta, otras dos o tres capas de una pintura de dos componentes. Este sistema garantizaría una duración de al menos cinco años en un ambiente salino tan agresivo como el caso que nos ocupa. Es decir, estaríamos haciendo una inversión segura. Hace apenas dos días quien esto escribe se paseaba por el Muro y observaba cómo un pintor, sin otra herramienta que un bote de pintura y una brocha, pintaba las barandillas ocultando así las zonas oxidadas que, en pocos meses, aparecerán nuevamente para sacarnos los colores a los gijoneses con el bochornoso aspecto del lugar más visitado y paseado de la ciudad por foráneos y gijoneses.

Una ciudad se hace "mundial" con medidas y decisiones audaces y responsables. Mantener en buen estado de conservación mobiliario e instalaciones urbanas, aplicando materiales de calidad contrastada, será siempre una buena inversión. Es decir, cambiando la chapuza que se hizo siempre, por un auténtico mantenimiento.

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