Cudillero,

Juan Luis Álvarez del Busto sigue soñando casi cada noche con Cudillero. Un concejo al que dedicar parte de sus horas de trabajo y ocio. Ahora, prepara su cuarto libro sobre el municipio y dice añorar el pasado, cuando vivió su nombramiento como cronista oficial más joven de Asturias; cuando creó los premios Amuravela de Oro. Desde entonces, todo ha cambiado, y Juan Luis quiere seguir trabajando, ya no para ensalzar lo cudillerense, sino para intentar conservar esa «belleza de lo humilde». Ahora que se han cumplido treinta años del premio Amuravela de Oro, dice que también habrá que pensar en su sucesión al frente de la asociación que lo entrega, Amigos de Cudillero. De momento, nos recibe en su casa, en su despacho, donde guarda todo lo que ha escrito sobre Cudilleros. Todos esos recortes que aguardan en su hemereoteca personal en perfecto orden.

-Su casa es Cudillero.

-Sí. Aquí tengo de todo. Todos los cuadros colgados en el salón hacen referencia a Cudillero. Respiro Cudillero por todas partes.

-Está trabajando ya en su cuarto libro, ¿qué me puede adelantar?

-Con «Alma pixueta» voy a tratar de ofrecer al lector la segunda parte del libro «Cudillero en el recuerdo, evocación gráfica», que es una recopilación de fotos con pie y con semblazas históricas. Es decir, que el otro libro también se podía llamar «Alma Pixueta», es como una continuación.

-Hable de ese alma pixueta.

-Es algo que llevo en el corazón porque fue algo que mamé desde niño. Mi abuela era de ascendencia de gente de la mar de Cudillero. Y ella me enseñó a querer a Cudillero.

-¿Cuándo empezó a escribir?

-A los 20 años, e inducido por mi abuela, ya estaba escribiendo. Entonces escribir era precioso. Enviabas las crónicas por teléfono, porque no había otra forma. El mundo era otro. Y yo hacía el esfuerzo de colaborar con periódicos regionales porque para mí Cudillero lo superaba todo. Si la noticia era positiva, yo quería darla a conocer lo máximo posible.

-¿Qué fue Cudillero?

-Aquí, en 1900 había un colegio de monjas, había una banda de música.. yo de niño formaba parte de un grupo de teatro infantil. Era un pueblo muy rico, con una renta per cápita alta porque los ingresos de la pesca eran extraordinarios. Yo decidí continuar apostando por la cultura desde Cudillero y con Cudillero.

-¿Cómo fueron los inicios de esa aventura?

-Empezó con mi nombramiento como delegado local de juventudes en 1972. Entonces lideré una protesta contra una central nuclear en Artedo. Hacía eso sin ideologías políticas, pero alguien trató de utilizarme políticamente y no me gustó. Desde entonces sé que mi partido y mi cultura se llama Cudillero, sin más.

-¿Cómo llegaron los premios literarios?

-Primero nació un club comarcal y en su seno un concurso literario que duró hasta 1982. Percibí que la calidad bajaba y que los premios, por contar, subían y decidimos dar un impulso al concurso. Ahora ya llevamos 27 años con los Cuadernos Literarios de la Mar. Y en 1982 se me ocurrió crear el galardón Amuravela de oro, que ahora tiene 30 años.

-¿Treinta años de Amuravela significa éxito?

-Sí, es un éxito. El galardón nació para premiar a la gente que hacía algo por el pueblo de Cudillero, por la villa. Era entonces un pueblo pintoresco, con mucho movimiento. Primero busqué una institución que lo pudiera entregar y fue el Instituto Social de la Marina. En 1992 nació la asociación Amigos de Cudillero, quien lo entrega. Ahora somos 250 socios y seguimos con nuestro premio.

-Fue el cronista oficial más joven y ahora uno de los más veteranos de Asturias.

-Me hizo mucha ilusión ser cronista oficial de Cudillero, aunque siempre pensé que quien tenía que serlo era mi abuela.

-Su abuela fue muy importante en su trayectoria como escritor.

-Yo llevo en la sangre al Cudillero que me enseñó mi abuela y lo sigo queriendo y mimando como si fuera un hijo. Y reconozco que todo tiene que cambiar, pero este Cudillero ya no me gusta tanto.

-¿Qué ha fallado?

-Falla, entre otras cosas, la falta de pureza del paisanaje, que ya no representa la belleza de lo humilde. Ya no es aquel pueblo que conquistó Hollywood, cuando se pensaba que el antifeatro, en la película «Volver a empezar», era un decorado. Ni existe el Cudillero del pintor Jesús Casaus y este pueblo ya no atrae a los pintores ni a los fotógrafos ni a los cineastas. Y yo pienso que es porque hay que hacer las cosas con sencillez y es lo que no se hace. Una barandilla para nuestro puerto que sea idéntica a la Salinas, por ejemplo, resta personalidad a la villa. Y si quieres hacer un mirador, tienes que hacerlo de tal manera que se integre en el pueblo.

-¿Por qué debe apostar la villa pixueta?

-Es un lugar que vive y muere con la marea y la marea ahora está baja. Hay una bajamar preocupante porque no hay pesca de bajura y si la pesca falla la vida del pueblo también. En el puerto viejo había una actividad tremenda. En los años setenta, casi 190 embarcaciones y casi 1.000 pescadores.

-Eso está ocurriendo en asi todos los puertos pesqueros del Occidente. ¿Cuál es la particularidad de Cudillero?

-Cudillero vivió toda la vida de los caladeros de pesca próximos y de la pesca de bajura. Y ahora que están agotados hay que tratar de recuperarlos. Algunas zonas deberían quedar vetadas durante alguna época y que se indemnizara al pescador. Hay que vigilar y proteger lo que tenemos.

-¿Cómo será el Cudillero del futuro?

-Hay que actuar como en una familia y vivir en base a los ingresos que recibes. Si no se hace así, acabaremos con todo.

-¿Occidente o Centro?

-Cudillero mira más a Avilés, al centro de Asturias. Estamos más hermanados con Muros del Nalón, Soto del Barco o Pravia. Lo que ocurre en Cudillero interesa más en Avilés que en Tapia de Casariego.

«Siempre pensé que la persona que tenía que ser cronista oficial era mi abuela, ella me enseñó a querer a Cudillero»

«Los caladeros están agotados y tienen que recuperarse para que la villa mantenga la actividad pesquera»

«Nosotros miramos al centro, lo que ocurre en Cudillero interesa más en Avilés que en Tapia»

Cudillero, un hijo más

José Luis Álvarez del Busto responde con un largo silencio si alguien le invita a elegir su rincón favorito de Cudillero. De este concejo, le gusta casi todo: «Yo digo que tengo cuatro hijos, los tres naturales y uno más, que es Cudillero». «Pero si tengo que elegir, me quedo con la calle de San José porque conserva todo lo auténtico de Cudillero». La panorámica que se observa desde la casa de su amigo José Luis Balbín, en el Tolombreo de Arriba, es una de las vistas que más aprecia. José Luis Álvarez es un gran amante del cine y tiene una adicción: la partida de subastao, que cada día, a las ocho de la tarde, juega en un bar de Cudillero. «Es una costumbre de siempre», dice. Se confiesa del Sporting y del Madrid, pero no es un fanático. Escucha música clásica y «a los de siempre»: Juan Pardo y Raphael.