El Acebo vuelve a colmarse de peticiones y agradecimientos

"Es una tradición muy arraigada, a la Virgen se le tiene mucha fe", reconocen los romeros que acudieron al santuario cangués

La devoción y la fe por la Virgen del Acebo volvieron a quedar patentes ayer en su santuario en Cangas del Narcea. El buen tiempo animó a muchos romeros a cumplir con la peregrinación al templo mariano situado a 10 kilómetros de la capital del concejo y a 1.174 metros de altitud. Muchos lo hicieron caminando y algunos de ellos para cumplir una promesa. Porque a la Virgen del Acebo, los fieles suben a pedir y a agradecer.

Procesión de la Virgen del Acebo. | D. Á.

La comida de las familias Farruco, de La Braña de San Cristóbal, y Cortina, de Tebongo. / D. Álvarez

Treinta años lleva haciéndolo la ovetense Raquel Buznego. La primera vez que la llevaron a visitar a la Virgen realizó una petición, cuenta que a los cuatro años se cumplió y "desde entonces vengo pidiendo y siempre se cumple, antes o después siempre se cumple, así que yo en agradecimiento vengo cada año, así 30 años, unas veces a pedir y otras a agradecer". Asegura que entre sus peticiones hay salud, pero también cosas "más banales" que afirma que "también las concede".

El Acebo vuelve a colmarse de peticiones y agradecimientos

Procesión de la Virgen del Acebo. | D. Á. / D. Álvarez

Mucha devoción muestra por la Virgen del Acebo Encarnación Díez, de Cangas del Narcea, que incluso participó portando el paso en la procesión, algo que hace siempre que puede, igual que subir andando. "Siempre traigo peticiones, hoy le pedí por mi marido, que está dejando de fumar, para que le ayude a no recaer, porque estuvo muy malo y necesita dejarlo, le pedí mucho a la Virgen, así que a ver si me concede ese milagro", explica la canguesa, que también suele pedir por la salud de familia y amigos y por los difuntos. "Venir al Acebo es una tradición que tenemos en Cangas y alrededores muy arraigada, antes la gente subía hasta de rodillas, yo recuerdo ver a mi madre con las rodillas sangrando por las peticiones que traía, a la Virgen del Acebo se le tiene mucha fe", recalca.

En su homilía, el párroco Juan José Blanco recordó que la devoción por la virgen suma ya 700 años y que "hace 448 años del primer milagro, que se conozca, concedido por la Virgen del Acebo". Una tradición, la de subir al Acebo, que el sacerdote vincula "con los mejores recuerdos de la vida de las personas, con la familia y sus mayores; es una seña de identidad para todos tremenda".

Precisamente, esa devoción heredada de generación en generación es la que reconoce Marisa González, de Cangas del Narcea, que le lleva a ella y a su familia cada año a acudir al santuario. "Mi madre era de Robledo, un pueblo cercano, y desde pequeñas nos inculcó venir a la fiesta del Acebo y nosotras seguimos la tradición", confiesa.

Amalia Rodríguez, canguesa aunque residente en Gijón, también cumple con la tradición que le inculcaron en su casa: "Tengo mucha fe en la Virgen, fue lo que me enseñaron de pequeña". Hacía seis años que no podía cumplir con la tradición y este año lo hizo y llevo a varios amigos para que conociesen el lugar.

Otro que tampoco faltó a la cita con la Virgen fue el grupo "Son d’Arriba", que lleva 55 años poniendo música a la procesión. Antes tuvo lugar una misa cantada por la Coral Polifónica de Cangas y luego empezaron las comidas campestres.

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