La ganadería de leche, entre esperanzada y prudente con la planta quesera de Salas

Coag confía en que la fábrica, instalada en la antigua Danone, tire de la producción

Asaja ve necesario que la actividad "perdure en el tiempo"

Mariola Riera

Mariola Riera

Habla Ramón Artime de lo caro que se ha puesto alimentar al ganado y que, por tanto, el beneficio en la venta de leche, pese a la recuperación de los precios en comparación con años atrás, es muy escaso. Sabe de lo que habla, porque mientras dice esto a LA NUEVA ESPAÑA está el Presidente de ASAJA-Asturias dando, precisamente, de comer a las vacas de la explotación familiar en Verdicio (Gozón). Son unas 160 frisonas. "Aquí no se para, éstas no descansan", se justifica.

Es cierto que no empezó mal el año que ahora toca a su fin para los ganaderos asturianos, pues en enero el precio del litro de leche de vaca se les pagaba a 61,20 céntimos, un 36,4% más que en enero de 2022. No fue ese el récord histórico de la cotización de la leche, ya que en febrero llegó a 61,40 céntimos por litro. A partir de entonces ha ido bajando, poco a poco, hasta llegar a los 53,5 céntimos del pasado octubre, último registro de Sadei. "Ha sido una bajada considerable, aunque quizás ahora al final suban un poco, pero no por el mercado o porque la industria aumente el precio base, sino por las calidades, mejores en esta época", explica Artime.

"No hay que olvidar que hemos tenido que hacer frente a unos costes de producción muy altos y desde hacía tiempo, cuando todavía no había subido el precio", advierte el líder de ASAJA. "Sin contar el impacto en el sector de la reducción del IVA de algunos productos básicos como la leche, que acabamos financiando los ganaderos". Según explica, la mitad de los productores de leche asturianos tributan en el IRPF en el régimen general, "así que quienes hagan el IVA anual no recibirán la devolución del mismo hasta mayo del 2024".

La perspectiva sobre el sector lácteo dependerá mucho, cree el presidente de ASAJA, del mercado internacional –si China se abre a importar de nuevo o cómo evoluciona la producción alemana u holandesa–, y también del precio de los productos derivados, como mantequilla o leche de soja.

"Los ganaderos acabamos financiando la rebaja del IVA de la leche"

Ramón Artime

— Presidente de Asaja

Otro factor que marcará el devenir del sector lácteo asturiano lo apunta Mercedes Cruzado, ganadera de carne en Castro (Grandas de Salime) y secretaria general de COAG. Se muestra "esperanzada" con la próxima apertura de la fábrica de queso mozzarella en la antigua planta de Danone en Salas. "Entendemos que necesitará leche y que por tanto tirará de la producción, que en Asturias va a la baja cada año. Eso permitirá que suban los precios, haya rentabilidad y la gente se anime a quedarse en la ganadería de leche y no a irse, como sucede ahora, que perdemos 100 explotaciones al año", explica Cruzado. Menos optimista se muestra Ramón Artime con la llegada de A-Ware, que prevé crear 82 puestos de trabajo, y su impacto en el sector lácteo. "Hay que ser prudente, siempre son buenas palabras, pero se necesitan obras. Lo que hay que ver es que abra y que perdure en el tiempo, que tenga estabilidad".

La secretaria de COAG opina como Artime sobre el precio de la leche: "Fue subiendo este año hasta unos topes que eran los más o menos deseables para hacer frente a los costes de producción que tenemos que soportar con la guerra de Ucrania, que ha mermado el abastecimiento de cereales. Pero en los últimos meses ha ido bajando".

"Lo que hace falta es que después de pagar facturas quede un sueldo digno"

Mercedes Cruzado

— Secretaria de Coag

Advierte Mercedes Cruzado que sería "algo inaudito" que la industria fije a la baja el precio base, "algo que comentan con cierto temor los ganaderos. Nunca ha pasado por estas fechas, cuando cae la producción y por tanto hay escasez hasta primavera que remonta. Lo lógico es que se pague a más la leche".

Se queja Cruzado de lo que no baja: la luz, el gasoleo, los veterinarios. Es cierto que el precio de octubre de este año respecto al del año pasado es un 2,4% más elevado. "Pero la subida se ha parado y lo que se necesita es que después de pagar las facturas de luz, pienso y demás, al ganadero le quede un salario digno con el que vivir y llegar a final de mes".

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