Un equipo técnico regional asesorará a los concejos rurales en sus trámites

Los ayuntamientos recibirán ayuda para la búsqueda de subvenciones que revitalicen el territorio

Ana M. Serrano

Ana M. Serrano

Los ayuntamientos de la zona rural tendrán un equipo técnico a su disposición para enfrentarse a proyectos que necesiten de asesoramiento y ayuda especializada. Se anunció durante la presentación ayer en Salas de la iniciativa Living Lab Asturias Rural (Llar), dirigida por la Dirección General del Reto Demográfico y apoyada por la Red Asturiana de Desarrollo Rural (Reader) y la Fundación privada y sin ánimo de lucro Centro Tecnológico de la Información y la Comunicación (CTIC). El director general de Reto Demográfico, Marcos Niño, quien recordó su pasado como regidor de Santa Eulalia de Oscos y las penurias de los municipios pequeños, apuntó que los ayuntamientos "hoy en día tienen problemas" para acceder a subvenciones, para hacer toda la tramitación o incluso para plantear y desarrollar ideas que tengan el rendimiento esperado. Por todo ello, este Centro de Innovación Territorial, que no aspira a ser un lugar físico, sino un equipo multidisciplinar con asesoramiento y acompañamiento gratuito para los ayuntamientos rurales, aportará sus ideas. Es un primer paso para materializar una acción concreta del manido reto demográfico. De momento, se abre un periodo de escucha a los gobiernos locales. A finales de año, este grupo de asesores podría estar disponible. Tal y como planteó Niño, "no se trata de deciros (en referencia a los ayuntamientos) lo que tenéis que hacer", pero sí de conocer qué es la innovación y cómo desde las nuevas realidades de la zona rural (el envejecimiento y la despoblación, pero también los cambios en el mercado de trabajo o los incendios), y sin dejar atrás el concepto innovar, se pueden hacer aflorar oportunidades.

Ayer fueron los municipios del Valle del Ese-Entrecabos los invitados. Asistieron representantes de Valdés, Salas, Tineo y Allande. Todos hablaron de problemas comunes, como la falta de nuevas comunicaciones por carretera, la excesiva burocracia, la falta de medios, personal y solvencia técnica para acceder a las ayudas europeas, por ejemplo, o la precariedad de servicios hoy esenciales, como el transporte para comunicar los pueblos con las villas de referencia en horarios razonables o la mala señal de televisión y telefonía móvil.