El colegio La Paloma, de Castropol, se alía con dos centros de Girona y Navarra para hacer divertidas las matemáticas: "El objetivo es que las entiendan y las sepan aplicar"

"Los niños pierden el miedo a equivocarse porque el error forma parte del descubrimiento", señalan los docentes que apuestan por una metodología manipulativa

Foto de familia en el colegio La Paloma. Por la izquierda, Natalia Azcona, Anna Amor, Ester García, Laura Muntaná, Daniel Ustariz, Francis Morón, David Alcalá, Laura Muñiz, Olga Pardo, Mario García, Vito Feito, Luis J. Rodríguez y  Miriam Villaverde.

Foto de familia en el colegio La Paloma. Por la izquierda, Natalia Azcona, Anna Amor, Ester García, Laura Muntaná, Daniel Ustariz, Francis Morón, David Alcalá, Laura Muñiz, Olga Pardo, Mario García, Vito Feito, Luis J. Rodríguez y Miriam Villaverde. / T. C.

Bajo el título de "Descubriendo los caminos secretos del aprendizaje matemático", el colegio castropolense La Paloma se ha aliado con los centros San Miguel de Larraga (Navarra) y la Escola Napoleó Soliva, de Blanes (Girona) en un proyecto de innovación educativa que financia la Secretaría de Estado de Educación. El objetivo final es hacer las matemáticas más atractivas para los niños los niños, logrando que las entiendan mejor y las sepan aplicar a su vida cotidiana. El proyecto comenzó el pasado junio, pero estos días parte de los maestros implicados se ven las caras por primera vez con un encuentro de trabajo en el colegio de Castropol.

Sesión de trabajo en el aula.

Sesión de trabajo en el aula. / R. T. C.

El colegio La Paloma lleva siete cursos experimentando con la enseñanza de las matemáticas y, fruto de ese trabajo, se encontraron con varias necesidades como la de evaluar los resultados de aprendizaje en los escolares, realizar una formación completa desde Infantil a Primaria, dar a conocer el proyecto a la comunidad o acercar la metodología a los nuevos docentes que llegan al centro. En este contexto, decidieron presentarse a la convocatoria de ayudas destinadas a promover agrupaciones de centros educativos de todo el país para el desarrollo "de proyectos comunes que favorezcan la educación inclusiva, la innovación educativa y la creatividad". Y ahí fue donde su camino se cruzó con los centros de Blanes y Larraga. Los tres contarán además con el apoyo del Grupo de Investigación en didáctica de las matemáticas (MERG) de la Universidad de Oviedo.

Los docentes implicados en este proyecto se fijan como reto "secuenciar las mates de Infantil a sexto de Primaria", disponiendo de herramientas "para adquirir criterios solventes en la elección de los diferentes materiales y recursos", así como en la elaboración y evaluación de la materia. El objetivo final es lograr que todas las clases aprendan, pero respetando los ritmos de aprendizaje de cada alumno. De este modo, insisten, se logra que las matemáticas sean inclusivas. También se cumple con los requisitos de las competencias clave que fija la nueva ley educativa (LOMLOE) y trabajar las matemáticas de manera competencial.

Sesión de trabajo en el aula.

Sesión de trabajo en el aula. / R. T. C.

"El método tradicional tiene el objetivo de que el niño sepa hacer un ejercicio, pero si no lo entienden no lo podrán aplicar a su día a día", señala el docente catalán Francis Morón. A su lado, la docente navarra Natalia Azcona apunta que las metodologías activas en la enseñanza de las matemáticas permiten "prescindir de los libros e incluir a todo el alumnado". Y, sobre todo, añade Pardo "trabajar al ritmo de cada alumno, de ahí que sean más inclusivas". Ella explica que en La Paloma, el centro que lleva más tiempo experimentando en el campo matemático, los resultados se notan y mucho. "Funciona y a los niños les encanta", añade.

Este proyecto de trabajo matemático bebe del movimiento OAOA (Otros Algoritmos para las Operaciones Aritméticas), que apuesta por cambiar la enseñanza de esta materia apostando por materiales más manipulativos y huyendo de esa idea de que hay personas a las que no se les dan bien las matemáticas. Eso sí, son conscientes de que lograr el cambio en todos los centros educativos será lento y cuestión de años de trabajo. Si bien, investigaciones como la suya, que estará lista el próximo curso, contribuyen a allanar el camino a quienes desean trabajar más allá de los libros y apostar por un aprendizaje más motivador. "Apostamos por una transformación progresiva y apoyada en una base científica muy potente", añade Azcona.

Sesión de trabajo en el aula.

Sesión de trabajo en el aula. / R. T. C.

Los materiales manipulativos para la enseñanza matemática les permiten a los niños jugar a la vez que aprenden. "Los manipulan mientras trabajan y es una enseñanza más motivadora, tanto para alumnos como para los profesores. Descubren ellos solos y eso es importante", señalan. "En la clase tradicional solo se trabaja la parte abstracta de la matemática, en cambio, con este sistema de trabajo el primer paso es la manipulación, después viene la parte gráfica y, por último, la parte simbólica. En mi caso, sabía que con el libro tenía perdido a una parte del alumnado y con estas adaptaciones todos aprenden algo", precisa Morón. Mientras su compañero, David Alcalá apunta que así es como se logra la inclusión.

Y otro dato más, que no es menor: "Los niños pierden el miedo a equivocarse porque el error forma parte del descubrimiento. Eso es muy importante". Explica el equipo de trabajo que su propuesta fija metas tangibles y apuesta por el aprendizaje cooperativo. En este curso su trabajo se centrará en secuenciar los contenidos según los niveles y, el próximo curso, evaluarán los resultados. Además, están previsto intercambios entre los escolares de los tres centros porque, "nos centramos en las matemáticas y se nos olvida otra parte fundamental que es el enriquecimiento cultural que supone este trabajo conjunto". Todos ganan en esta aventura matemática.