Así es el viaje al pasado del vino de Cangas del Narcea que plantea el bodeguero Luciano Gómez, que ha reconvertido en museo su antigua bodega

Un prensa, tinas y barricas antiguas, son algunos de los objetos de los que podrán disfrutar los visitantes: “Entonces no había muchas máquinas, la uva se pisaba con los pies y el vino se trasegaba con cubos”

Luciano Gómez, con un cachu en la mano, dentro de la bodega reconvertida en pequeño museo.

Luciano Gómez, con un cachu en la mano, dentro de la bodega reconvertida en pequeño museo. / D. Álvarez

El vino de Cangas tiene una historia de siglos y en muchos de los pueblos del concejo se conservan espacios que trasladan a esas épocas pasadas en las que la producción de vino era manual y, a pesar del esfuerzo que suponía, las laderas de los valles estaban repletas de viñedos. Un rincón que habla de ese pasado vitivinícola de Cangas del Narcea es el barrio bodeguero de Puenticiella, donde se pueden ver 23 pequeñas construcciones en línea, compartiendo paredes medianeras, que esconden en su interior bodegas. Una de ellas es la de la familia del bodeguero Luciano Gómez, quien ha apostado por recuperarla para convertirla en un pequeño museo con el que acercar al visitante a las raíces y a la tradición vinícola del municipio.

Gómez regresó a su pueblo natal para dedicarse a la elaboración de vino, algo que había vivido desde niño en casa, donde la tradición se fue conservando de generación en generación. Con seguridad, Luciano Gómez afirma que ya sus tatarabuelos tenían viñedos y elaboraban vino. Fue en 2019 cuando fundó Bodegas La Verdea, que está inscrita en la Denominación de Origen Protegida Vino de Cangas, y ahora ha decidido dar un paso más abriéndose al enoturismo. Su estreno será esta Semana Santa. Los próximos 29, 30 y 31 tendrán lugar las primeras visitas guiadas por sus instalaciones, que llevarán al visitante a recorrer la historia de su bodega.

“Tenemos mucho turismo en esta zona y estamos viendo que buena parte del vino que vendemos es a turistas, así que creemos que esta es una buena forma de potenciar la bodega”, explica.

Las visitas comenzarán en ese pequeño museo que ha conseguido componer en la antigua bodega familiar. Allí se podrán ver algunos objetos y herramientas que ahora están en desuso, como son una prensa, tinas y barricas antiguas. “Entonces no había muchas máquinas, la uva se pisaba con los pies y el vino se trasegaba con cubos”, resume. Una imagen que contrasta con la visita a la bodega actual, totalmente modernizada y mecanizada.

Luciano Gómez en la zona habilitada para tienda.

Luciano Gómez en la zona habilitada para tienda. / D. Álvarez

Además, de la restauración de la bodega familiar para que no se perdiese, Luciano Gómez transformó una antigua edificación dedicada antaño a cuadra y pajar en una parte más de la bodega, con una zona dedicada a los vinos de crianza y otra a una sala para la recepción de los visitantes y la venta de vino. “La bodega se me quedaba pequeña, sin espacio para las barricas de crianza y con las ayudas de los fondos europeos Leader hice la ampliación, con un espacio pensado para el nuevo proyecto dedicado al turismo”, cuenta.

Luciano Gómez asegura que en Cangas del Narcea existe demanda de actividades de enoturismo y que a las bodegas les llegan peticiones para poder conocerlas. Lo que considera que gustará más de su propuesta es el poder viajar en el tiempo en su visita a la antigua bodega, donde hará hincapié en que es la raíz de su actual proyecto profesional. No obstante, comenta que a los visitantes a los que les gusta el mundo del vino también se muestran muy interesados en los procesos de elaboración y en conocer los detalles de por ejemplo las fermentaciones y maceraciones.

Después de la inauguración en Semana Santa, espera seguir abriendo su bodega al público al menos dos veces por semana, con reserva previa.