Surfistas de asfalto

La necesidad de un espacio para patinadores en Tapia

Félix Martín

Félix Martín

Todo es posible en el prólogo de una campaña electoral. Lo saben bien los políticos que nos gobiernan, los cuales dejan siempre para esta antesala del calendario las más vistosas inauguraciones (a veces reinauguraciones), los más efímeros inventos o hasta la más difícil todavía de las promesas electorales. El caso es que, también al aire de este tiempo preelectoral, las redes sociales claman en favor de la construcción de una pista de skate en Tapia, habida cuenta de la gran afición a surfear, también sobre asfalto, que existe en el concejo.

Y en el recuerdo de esta vieja aspiración juvenil, rescatamos una de las genialidades del recientemente fallecido Toño "del Moderno", el cual ya en 1989 se las arregló para reconvertir el antiguo foso de la gasolinera tapiega en una novísima pista de skate (monopatín, para entendernos). La pista "Abiyoyo", que así se llamaba, supuso una gran novedad en aquellos años en que las exhibiciones de este deporte casi se conocían más por los medios televisivos americanos que por su práctica en directo. Tanto fue el éxito de aquella pista deportiva, que una revista madrileña se hizo eco, en 1990, de sus excelencias y gran aceptación popular. Nueve metros de largo y seis de ancho fueron suficientes para hacer las delicias de la juventud de Tapia en aquellos años. Además, y gracias a la generosidad de Toño Alonso, gratis total.

Pues ahora, como apunto, un numeroso grupo de jóvenes reclama en Tapia un espacio donde patinar y surfear en asfalto, tal y como existe en muchas localidades asturianas.

Lo cierto es que, la atalaya de la mejor playa urbana de Asturias, la playa de Los Campos, en Tapia, es el espacio ideal para ello.

Un lugar en el que confluye una gran pradera en pendiente, atravesada por una serie de calles muy deterioradas (por desgaste natural) de apenas cuatro metros de ancho, y que con una ligera capa de hormigón dejarían de ser un peligro para los paseantes, adquiriendo la doble condición de pista de patinaje, y tránsito seguro para personas.

A partir de aquí, la señalización horizontal acotando el espacio para deportistas y viandantes sería, claro, la prueba del diez al modo de una escuela de convivencia callejera y democrática de la que, por cierto, estamos muy necesitados.

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