Olona entrevistadora

Una política que dosifica bien los silencios y gusta a la cámara

Jose María de Loma

Jose María de Loma

Si yo fuera Macarena Olona me haría entrevistadora. Dosifica bien los silencios, sabe repreguntar, domina la cámara. Algo tiene de actriz. Es incapaz de ganar unas elecciones andaluzas pero puede ganar audiencia. No tiene mala voz aunque reniegue de Vox. Podría ser un Losantos con tranquilizantes si le dan la franja de la mañana o una cálida acompañante de insomnes, seguratas y noctívagos si la destinan a la programación nocturna. Su programa estuvo entre lo más visto y a lo mejor habría arrasado con un decorado menos muermo y sin entrevistador. A ella hay que dejarla que hable sin freno y sin preguntas, para que no diga, como dijo, "estoy contenida", lo cual es una declaración de que ni está siendo sincera ni el preguntante le está sacando toda la verdad.

Olona es el verdadero centro: odiada por los ultras y odiada por la izquierda. Todos hemos cometido excesos en el pasado. Unos con el alcohol, otros con las drogas, otros en el amor o en el deporte. Ella en la política. Todo lo que hizo y dijo en el Congreso, como insultar a Yolanda Díaz o acusar a periodistas de ser de la Gestapo, lo ve como un "exceso". Fue un exceso es la nueva fórmula de pedir perdón. Ella es de las que prefiere pedir perdón a pedir permiso. Abascal "y sus limitaciones" deben estar trinando o suplicando a Évole para que le dé una oportunidad. Una oportunidad, igual que pedía Platanito en Las Ventas. Está por ver si Évole va a ser el confesor de todos los ultras o solo de los arrepentidos. La elección del personaje ha sido oportunísima y las expectativas que se generaron, brutales. Tal vez demasiadas. Antes los lunes se hablaba de fútbol. Ahora hay fútbol casi a diario. Los lunes se habla de Olona y también los martes y hasta hoy, muy avanzada la semana ya. Lo que no sabemos es si Olona va a fundar un partido o una secta. A la moda va: muy bonita su piel de cordero. Seduce a la cámara y tiene el riñón cubierto: qué mas quiere, dirán algunos. Quiere reconocimiento y respira por la herida. Como en tantas empresas.

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