La espiral de la libreta

El "Tito Berni", el general y las marisquerías

La corrupción en España: una lacra que carcome el sistema

Olga Merino

Olga Merino

Esos gintónics servidos en copa de balón que no caben en la mano. Veladas en marisquerías, a lo grande, traiga usted otra ración de cigalas, de las que bailan la muñeira. Cajas de puros, Partagás o Romeo y Julieta, como obsequio para engrasar las relaciones humanas, porque, a fin de cuentas, la vida es humo. Fiestuquis con pilinguis en hoteles. Foie gras del Périgord a cazuelas. Esos corpachones que desbordan el agua de los jacuzzis. Viagra para todos, pastillitas azules, venga, que no decaiga el desparrame. Y estampas así, con un barniz vulgar, de palillo en la boca, como las películas de Torrente o aquellas otras que hacían a dúo Andrés Pajares y Fernando Esteso. Fotogramas de una nueva trama corrupta, el "caso Mediador", en esta ocasión "chez" PSOE, con el exdiputado Juan Bernardo Fuentes Curbelo, alias "Tito Berni", a la cabeza (ya ha sido expulsado). Completa el "casting" un general retirado de la Guardia Civil, Francisco Javier Espinosa Navas, en prisión provisional.

La maquinaria funcionaba así: empresarios del sector ganadero y alimentario pagaban mordidas a cambio de favores políticos, como evitar una inspección o bien desbloquear un expediente para la concesión de una ayuda europea. Lo de siempre. Solo que una, en su ingenuidad romántica, creía que el envoltorio del asunto –champán y marisco, fulanas y farlopa– pertenecía a una época lejana ya, la de finales de los 80 y los 90, cuando el dinero cascabeleaba alegre desde la ría de Arousa hasta Puerto Banús. Ahora, los tiempos parecen más de maletín discreto y trasero apretado.

Vaticina Ayuso que el escándalo del "Tito Berni" tumbará al Gobierno de Sánchez, sin acordarse de las mascarillas de su hermano durante la pandemia ni de la trama Gürtel, que movió palés de dinero y donde también hubo alguna que otra fiesta especiada con cocaína (dicen las malas lenguas que la pasaba "El Bigotes" en la discoteca Pachá de Madrid). No sé si subiría el PIB de golpe de añadirle la pasta fundida en múltiples tramas: el 3% y el Palau de la Música en el oasis catalán de Pujol, el "caso Nóos" y el duque "EmPalmado", los ERE andaluces, la Púnica, Kitchen, Malaya y suma y sigue.

Un estudio realizado por el Instituto de Investigación en Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona, a cargo del doctorando José Abreu, calcula que entre 2000 y 2020 se han producido un total de 3.743 casos de corrupción política en España, entre los presuntos y condenados. Una lacra que no desaparecerá hasta que unos y otros dejen de ver la paja en el ojo ajeno.

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