Un asturiano en Londres

La primavera de nuestro desasosiego

Un mundo optimizado para una minoría privilegiada

Julio Bruno

Julio Bruno

A finales del siglo XIX Vilfredo Pareto, economista y sociólogo italiano, mientras trabajaba en su huerto se percató de que tan solo unas pocas vainas de guisantes producían la mayoría de guisantes en su jardín; algo que más adelante llamó la regla del 80/20, hoy conocida como el Principio de Pareto. Aunque esta relación no es siempre exacta, si es una aproximación que indica que en una población el 20% de los esfuerzos generan el 80% de los resultados. En sociología vendría a decir que el 80% de la riqueza del mundo se concentra en un 20% de la población. Esta correlación se puede ver en deportes, política, bienes naturales, etc. Pareto descubrió que el 80% de la propiedad en Italia estaba en manos del 20% de la sociedad, y en sus estudios continuó descubriendo que el principio 80/20 se podía aplicar a muchos ámbitos de la vida, y no solo en Italia, también en el resto del mundo.

Hoy este principio es parte del discurso general, muy utilizado en el ámbito empresarial. Muchas empresas han comprobado que el 80 % de sus beneficios provienen del 20% de sus productos o servicios, o del 20% de sus clientes, ayudando así a crear políticas de empresa para capturar esa eficiencia, enfocándose en lo que genera más beneficios.

Lo que me lleva al principio. Me da la sensación de que vivimos en un mundo que está cada vez más optimizado para servir a una minoría privilegiada, a los más ricos de la sociedad. Las ciudades, al menos en Occidente, se dedican a crear restaurantes cada vez más caros, experiencias cada vez más exclusivas, clubes de miembros todavía más privados. Está observación es más evidente tras la salida de la pandemia. Todo está más lleno y cada vez hay menos personal trabajando en hostelería y servicios en general, lo que genera más exclusividad y costes más caros que repercuten en el bolsillo del consumidor, mermando su capacidad de elección. Nos encontramos en medio de una crisis económica y de coste de la vida, pero eso no parece ralentizar la miríada de servicios exclusivos que están surgiendo por doquier sobre todo en nuestras grandes ciudades. Todos queremos estar en ese 20% de la población con todo lo que ello conlleva, pero ese 20% se está a su vez haciendo más exclusivo. En España el 1% de la población acumula por encima del 24% de la riqueza, y el 10% acumula el 57% de la riqueza nacional, según datos del World Inequality Database de 2021.

Con estas cifras podemos entender como cada vez hay un distanciamiento mayor entre los más ricos y los más pobres. Y este es un fenómeno mundial. En los Estados Unidos y en el Reino Unido se habla abiertamente del 1% como grupo social definido. Ante este panorama la desafección en la sociedad es palpable. Esta semana en el Reino Unido hemos vivido una huelga de médicos residentes como nunca antes en la historia del país. Reclaman un 35% de subida de salario para compensar los muchos años sin ninguna subida. Más de 350.000 citas y operaciones han sido canceladas y pospuestas. Esta huelga viene precedida de varias otras como las de enfermeras o la del transporte público. El invierno de nuestro descontento se ha convertido en la primavera de nuestro desasosiego. La sociedad se empieza a descoser por las costuras y no sabemos dónde nos va a llevar esta desazón generalizada. La paciencia se acaba y Ricardo sigue suplicando un caballo mientras el enemigo se acerca. Inexorable.

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