Los que quieren hablar de su libro

Umbral y otros periodistas

José Manuel Ponte

José Manuel Ponte

Va de años que Francisco Umbral amenazó con marcharse de un programa de televisión al que había sido invitado para hablar de un libro suyo. "Yo he venido aquí a hablar de mi libro. Y si no se habla de mi libro me levanto y me voy". La frase hizo fortuna y suele utilizarse para expresar el disgusto por no haber sido tratado como seguramente se merece. El vallisoletano ha cultivado con gran éxito el género periodístico. Exhibiendo una prosa trufada de metáforas, adjetivaciones atrevidas y ese gusto por lo barroco que exhibe todo lo español. "En una de fregar cayó caldera" en vez de "Cayó en una caldera de fregar", escribió el maestro Francisco de Quevedo para burlarse de Góngora.

El periodismo, como género literario, amén de Umbral, tiene buenos artífices. Por ejemplo, el catalán Josep Pla, el andaluz Chaves Nogales o el gallego Álvaro Cunqueiro. Ahora bien, con independencia de su calidad, algunos autores recurren al artificio de reunir una selección de artículos ya publicados y llaman "libro" a ese esfuerzo editorial.

Umbral es uno de los que con más desenvoltura mantuvo encendida la llama de la columna diaria, que es un reto muy exigente. Hay que estar en posesión de un estilo propio y de un buen repertorio de trucos literarios para que el interés no decaiga. "Iba yo a comprar el pan. . ." fue un comienzo que Umbral hizo famoso y daba pie al escritor para estimular la imaginación y salir del atasco.

Umbral bebió (al menos así me lo parece) de González-Ruano, de Valle-Inclán, de Baroja, de Delibes, que tanto lo apoyó cuando ejerció de director de "El Norte de Castilla. Y tantos más, porque Umbral también se entretuvo en convertirse él mismo en un personaje de libro.

Por razones que desconozco (pero que quizás tengan algo que ver con la sensación colectiva de que estamos abocados a la extinción de la especie) a todo el mundo le ha entrado la prisa por hacerse notar o decir algo que se estime importante. No vaya a ser que nos quedemos sin tiempo para hacerlo. Y todo eso se ha concretado en una avalancha de libros sobre cualquier asunto. Incluso mis hijos me han planteado hacer lo que nunca hice, es decir, editar un libro. Veremos de complacerlos.

Mientras tanto, me place recomendar la lectura del libro escrito por el neurólogo asturiano Sergio Calleja ("La última guerra del rey de Israel"). No es una novela histórica al uso, de las infinitas a la venta, como pudiera deducirse del título, sino una obra magnífica que exige respuestas inteligentes. De alto valor científico y literario.

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