El mapa sanitario: ¿instrumento o fin?

Los cambios en la gestión del Principado

Mejorar servicios y reducir demoras: los argumentos para cambiar el mapa sanitario

Mejorar servicios y reducir demoras: los argumentos para cambiar el mapa sanitario

Enrique González Fernández

Enrique González Fernández

Enrique González Fernández es experto en gestión sanitaria, ex director general de Planificación Sanitaria del Principado de Asturias y autor del libro «La quiebra del Sistema Nacional de Salud. Una oportunidad para un cambio urgente»

La consejera de Salud presentó ayer las líneas maestras del futuro Mapa Sanitario de Asturias. A los gobernantes se les pide que gobiernen; gobernar es afrontar decisiones construyendo consensos sobre los proyectos. La Asturias de hoy no se parece en nada a la de 1984. La distribución y perfil demográficos, las comunicaciones, las prioridades en salud, la tecnología y los flujos de movilidad de las personas, son condicionantes para la planificación y gestión sanitarias. Así lo tuvieron en cuenta quienes dibujaron hace cuarenta años el Mapa Sanitario; hoy, esas mismas personas habrían dibujado otro modelo para seguir garantizando la equidad, la calidad y la eficiencia en la atención sanitaria en una sociedad muy diferente de la de entonces.

Para entender la propuesta es necesario analizar por separado, por un lado, la cartera de servicios que estará disponible para la población en cada municipio y, por otro, la estructura de gestión que debe asegurar que esa cartera de servicios esté operativa. Los tres componentes más relevantes de la propuesta, en mi opinión, son los siguientes:

1. Cada Área Sanitaria contará con una Dirección de Atención Primaria, dependiente de la Gerencia, recuperando así una figura directiva que se había difuminado en los últimos años. El llamado "impulso de la Atención Primaria" necesita liderazgos profesionales, pero también presencia en el ámbito donde se toman las decisiones. El nuevo perfil del paciente, que, durante los próximos quince años, estará determinado por el envejecimiento y la cronicidad, necesita un enfoque integral que se verá impulsado por la Dirección de Atención Primaria del Área. Reconozcamos que el modelo de dirección actual se ha desequilibrado hacia el lado hospitalario; es hora de corregir el rumbo.

2. El modelo mejorará la atención hospitalaria en las comarcas de perfil rural, al contrario de lo que algunos argumentan. Los hospitales comarcales se verán reforzados con el apoyo del hospital cabecera del área, enriqueciendo así la cartera de servicios en esas comarcas. Cuando entre en vigor del nuevo Mapa Sanitario se habrá reducido la escasez de médicos especialistas, pero seguirá siendo difícil la cobertura de algunas plazas de facultativo. La exigente cualificación de un médico especialista necesita poder trabajar en un entorno con un volumen mínimo de actividad para no perder conocimiento y habilidades. Ningún profesional quiere ser el único de su especialidad en el hospital, especialmente si se trata de una especialidad quirúrgica. Esta nueva organización impulsará el trabajo profesional cooperativo en red y, de este modo, mejorará la cartera de prestaciones y el desarrollo profesional. Igualmente, los servicios diagnósticos podrán tener una mayor dimensión y funcionalidad, mejorando así la capacidad resolutiva de los hospitales comarcales más pequeños.

3. El paso de ocho a tres centros de gestión permite reducir el peso administrativo del conjunto del Servicio de Salud, simplificando y unificando los procesos de soporte. Funciones como el registro de personal, la facturación de procesos financiados por otros aseguradores, o el complejo proceso de adquisición de productos sanitarios y su distribución, podrán realizarse de manera más eficiente, logrando, a su vez, mejores precios de adquisición. En este apartado cabe incluir la gestión de algunos de los servicios generales con un enorme potencial de ganancia de valor, como la lavandería o la esterilización.

En resumen, el nuevo Mapa Sanitario no es un fin sino un instrumento para mejorar, aun entendiendo la incertidumbre, especialmente en las zonas rurales, afectadas por la inestabilidad debida a la escasez de profesionales. Para su viabilidad necesita acompañarse de un marco laboral de consenso que aproveche las oportunidades, incorpore mayor transparencia y elimine procedimientos inadecuados, como las actuales resoluciones de movilidad forzosa.

A la consejera y su equipo les toca gobernar liderando el proyecto a través de la construcción de los mayores consensos sociales, políticos y profesionales. Aplicar la mirada larga será responsabilidad de todos los actores.

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