Las depauperadas clases medias

Una época llena de incertidumbres que afecta a grupos sociales hasta ahora garantes de la estabilidad

Francisco García

Francisco García

Los ricos son cada vez más ricos; los pobres, más pobres; y la policía, más numerosa. La frase lapidaria (de lápida, pues pesa rotunda sobre las conciencias como una losa) la escribió Augusto Monterroso, el literato que soñaba en breve con impertérritos dinosaurios. La riqueza mundial queda en pocas manos y la pobreza se extiende, salvo que ahora se contabilizan muchos nuevos ricos en países tradicionalmente pobres, como China e India; y aumenta el número de nuevos pobres en territorios de tradicional riqueza, como la vieja Europa. Tan es así que por cada empleo que se crea en Oriente se destruye uno en Occidente. Esa cadencia afecta sobremanera a las otrora florecientes clases medias, sometidas en la última década a un progresivo proceso de depauperación. De persistir esta situación, de no tomar los gobiernos partido por medidas que frenen la desaparición de las clases que conforman el colchón de la estabilidad social, el riesgo de estallido se irá acrecentando. Y encontrarán acomodo rápido las propuestas más radicales.

Dice Jack Ma, el hombre más rico de China, propietario del gigante del comercio electrónico asiático “Alibaba” que si pones plátanos y dinero delante de los monos, los monos elegirán los plátanos porque desconocen que con dinero se pueden comprar ese alimento en abundancia. Y que si ofreces trabajo o negocio a la gente, elegirá trabajo porque la mayoría no sabe que con un negocio se puede ganar más dinero que con un sueldo. Esa reflexión, aunque atinada, resulta falaz, si hay mucha gente que ya no tiene opción a elegir un trabajo. Y quien lo consigue se tiene que conformar en la mayoría de los casos con un salario mínimo.

Nos ha tocado habitar una época convulsa en la que no existen certezas. El paradigma es la incertidumbre. Sabemos de dónde venimos, pero desconocemos a dónde vamos. Y esa falta de dirección y liderazgo conlleva numerosos riesgos. He ahí la polarización, el desencanto social y el avance de los populismos.

Suscríbete para seguir leyendo