Sol y sombra

La opinión de Luis M. Alonso sobre los procesos contra Puigdemont: "La conexión rusa"

Luis M. Alonso

Luis M. Alonso

En la UE inquietan las conexiones rusas con el partido de Puigdemont. Bruselas no considera amnistiable el colaboracionismo con Putin, y el Parlamento Europeo tampoco está dispuesto a tomarse a broma las interferencias rusas en los procesos internos de los países socios. Para las amenazadas democracias del viejo continente, el Gobierno ruso sigue siendo como hace siglos una monarquía absoluta moderada por el asesinato. Puigdemont y los suyos debían saber con qué clase de elementos se juntaban para recabar apoyo al independentismo, aún sin haberse producido la invasión total de Ucrania pero con las pruebas sobre la mesa del expansionismo imperialista del Kremlin y el intento de injerencia electoral en Estados Unidos a favor de Trump. Ahora son los jueces del «caso Voloh» los que tratan de determinar hasta qué punto se produjo la colaboración y en qué consistió, a la vez que en Europa es candente actualidad que una eurodiputada letona, compañera de fatigas de los soberanistas catalanes, cobraba supuestamente sueldos de la inteligencia al servicio de Putin.

El entorno de Puigdemont se ha apresurado a negar la conexión y a quitar hierro a las reuniones mantenidas con los capos de la inteligencia rusa. El juez, en cambio, sostiene que ofrecieron apoyo económico y militar a la insurrección independentista del 1-O. Si se les prestó interés o no es algo que Bruselas quiere que se investigue y que el centroderecha español persigue con tal de que los socios europeos se involucren en la batalla interna que se libra contra la amnistía, al considerar que hoy como ayer el espíritu intimidatorio del absolutismo ruso es el gran peligro para las democracias liberales.

El otro frente abierto es el del terrorismo, que el Gobierno se ha empeñado en redefinir como delito para frenar la investigación sobre Puigdemont, aunque ello suponga también reconcebir el papel de Tsunami Democràtic en la violencia callejera o el verdadero significado de la tenencia de armas y explosivos por parte de los CDR.

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