Opinión

La seguridad de la potencial víctima

Actividades sanitarias de riesgo y simulación en salud

José Ignacio Rodríguez García es Presidente del XI Congreso Nacional de la Sociedad Española de Simulación y Seguridad del Paciente que se celebrará en abril en el HUCA

Lo vamos a situar en un escenario hospitalario, pero puede ser equivalente uno bélico o un consultorio médico rural. Se entiende por seguridad del paciente "un marco de actividades que crea culturas, procesos, procedimientos, comportamientos, tecnologías y entornos en la atención sanitaria que disminuyen los riesgos de forma constante y sostenible, reducen la aparición de daños evitables y la probabilidad de cometer errores y atenúan el impacto de los daños cuando se producen".

En los países con ingresos altos se considera que uno de cada diez pacientes sufre un evento adverso mientras recibe atención hospitalaria, alcanzando la cifra de 134 millones los efectos adversos y 2,6 millones de fallecimientos los que ocurren en los países de ingresos bajos y medios por una atención hospitalaria poco segura. El costo social asociado puede ascender hasta los 2 billones de dólares al año. Tal es la importancia de la seguridad del paciente que la 74ª Asamblea Mundial de la Salud de 2021 aprobó la Decisión WHA74(13) de adoptar el Plan de Acción Mundial para la Seguridad del Paciente 2021-2030.

Este Plan se rige por siete principios: hacer partícipes a los pacientes y a los familiares, lograr resultados con el trabajo colaborativo, analizar y compartir datos para generar conocimiento, traducir estos en mejoras mensurables y factibles, centrar las políticas y actuaciones en el entorno asistencial y utilizar tanto los conocimientos científicos como la experiencia de los pacientes. Requiere de la participación de gobiernos, organizaciones no gubernamentales que incluyen asociaciones de pacientes, organismos profesionales, sociedades científicas, instituciones académicas y de investigación, organizaciones de la sociedad civil y de los profesionales.

Hasta el momento en la atención hospitalaria, la que más riesgo representa, se ha iniciado un cambio cultural promoviendo una política no punitiva recogiendo y respondiendo a los eventos adversos y errores para aprender de ellos, aclarar las circunstancias y aplicar la rendición de cuentas individual. Se permite el acceso de los pacientes a su historial médico y se utiliza el consentimiento informado para los procedimientos de más riesgo. Se designa personal cualificado y altos cargos que asumen de forma específica la Seguridad del Paciente y la aplicación de programas específicos como el Programa de Optimización de Uso de Antibióticos (PROA) o de Códigos como "Corazón", "Ictus" o "Trauma".

Ahora bien, cuando se habla del factor humano en el proceso asistencial, de la formación del profesional y de forma específica de la metodología que se debe de adoptar para conseguir ampliar conocimientos y mejorar las habilidades técnicas y no técnicas, sólo la simulación ha demostrado progresos consistentes y duraderos. Los riesgos asociados al contexto de la atención urgente, de actividades de alto riesgo como las intervenciones quirúrgicas y las obstétricas o a situaciones en las que hay que dar malas noticias, abordar a pacientes agresivos o con enfermedades transmisibles, requieren métodos que garanticen tanto la seguridad del paciente como la del personal de salud.

Habilidades técnicas de lenta adopción en el ambiente quirúrgico, cada vez más exigente y tecnificado, o no técnicas que requieren una rápida conciencia de la situación, toma de decisiones difíciles, comunicación rápida, trabajo en equipo y un claro liderazgo, en ocasiones compartido, no se adquieren sin esfuerzo y sin utilizar los medios y métodos adecuados.

La puesta en marcha de centros con equipamiento y personal especialmente adiestrado en actividades de simulación médica y quirúrgica es la respuesta que dan tanto los hospitales como las universidades con más ambición y reputadas. En estos centros se ofrece un entrenamiento de alto rendimiento en aquellas facetas de la atención a la salud que más riesgo representan tanto para el paciente como para el profesional, que aumentan cuando se incorporan nuevos dispositivos o técnicas y que permiten en ciertos casos validar productos o nuevos servicios antes de su adopción por el sistema de salud.

Representan el espacio que no sólo debe proteger al paciente y al personal de los riesgos intrínsecos al proceso asistencial sino que permite preparar a los estudiantes de Medicina, Psicología, Enfermería o Fisioterapia aproximarse con seguridad, de forma interprofesional e intergeneracional al entorno asistencial, con metodología de comprobada eficacia. Acciones que se pueden considerar complementarias a su inmersión en el entorno asistencial durante el grado correspondiente.

En estos centros se dispone de simuladores de altas fiabilidad reales y virtuales, de laboratorios húmedos con vísceras y piezas de cadáver y de animales de investigación. Siguiendo pautas de reducción, reemplazo y refinamiento así como supervisión por comités éticos en el caso de estos últimos.

Requieren nuevos profesionales sanitarios simulacionistas que puedan instruir o facilitar la realización de actividades en las que predomina el demostrar haciendo, técnicos de Simulación (profesionales de la mecatrónica, informática, biomedicina…) que optimicen y garanticen el mantenimiento de los equipos y colaboradores que asumen el papel de pacientes simulados o estandarizados, utilizados desde hace muchos años para enseñar competencias clínicas y que son la base de muchos sistemas de evaluación de desempeño. Sin obviar una organización con capacidad de gestión del mismo.

Los sanitarios son conscientes de la necesidad de formación continua con los recursos y métodos que hayan demostrado conseguir sus objetivos de aprendizaje con más eficacia y rapidez ya que su tiempo disponible es escaso y muy valioso.

La simulación les ofrece además un ambiente seguro que les permite cometer errores y reflexionar sobre los mismos, minimizar interferencias, adaptar escenarios a demandas concretas, y que tanto noveles como expertos practiquen sus competencias de forma repetida sin temor a producir daño al paciente o a ser enjuiciados y recibir sanciones por su responsabilidad profesional.

Se benefician también de estos centros las empresas del sector, fabricantes y distribuidores de productos sanitarios a los que se exige pruebas de un adecuado funcionamiento y resultados que minimicen el riesgo para los pacientes antes de su salida al mercado.

Los investigadores y creadores de nuevos productos y servicios, una vez superados las fases de diseño y desarrollo iniciales necesitan entornos que faciliten la transferencia. Somos conscientes de ello ya que hemos comprobado como disponiendo de espacios y equipamiento adecuados se puede llegar más lejos y seguir intentando cambiar nuestro paradigma productivo incorporando la robótica, la realidad virtual, la inteligencia artificial, los sensores, la impresión 3D y el internet de las cosas para posicionarnos en la Salud 5.0 que ya está aquí.

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