Entrevista | Amelia Ochandiano Directora de escena de "La Dolores", que se estrenará el 27 de abril en el Festival de Teatro Lírico Español

"Las temporadas de zarzuela y de ópera de Oviedo merecen ser apoyadas sin fisuras"

"La Dolores hoy podría ser una víctima de acoso en las redes, algo peor que lo de antes porque no hay dónde esconderse"

La directora de escena Amelia Ochandiano, en el Campoamor. | David Cabo

La directora de escena Amelia Ochandiano, en el Campoamor. | David Cabo / Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

La madrileña Amelia Ochandiano está al frente de la dirección de escena del próximo título del Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo, nada menos que "La Dolores", el popular título de Tomás Bretón. En 2023 se cumplen cien años de su fallecimiento y el Teatro de la Zarzuela lo ha conmemorado con esta producción que pronto podrá verse en el Campoamor, los días 27 y 29 de abril.

–"La Dolores" no es una zarzuela, es una ópera española.

–Sí, es una de las pocas que hay, no hay nada hablado, no hay ningún "parlato". Es una ópera española, grande, que tiene de todo: rondalla, banda interna, coro de niños, coro de adultos, bailarines, también acróbatas... De todo.

–¿Que no haya parlamentos cambia el enfoque de la escenografía?

–No. Es teatro musical, teatro, con una historia y unos protagonistas que dicen cosas. En la zarzuela las dicen unas veces hablado y otras cantando y en la ópera es todo cantado. Siempre es una historia y unos personajes, para mí es exactamente igual, y lo dirijo igual, con algunos matices técnicos.

–¿Qué llamará la atención a los espectadores de su montaje? Para que vengan sobre aviso...

–Yo creo que al teatro es mejor venir sin pensar qué vas a ver, porque cualquier cosa que imagines probablemente sea más interesante que la realidad. Yo, como espectadora, prefiero ir libre. Solo puedo decir que "La Dolores" es una historia que está escrita a principios del siglo XX y que yo he trasladado a los años 50 de ese siglo.

–¿Por qué a esa época?

–Yo he nacido en Madrid y no tengo esas referencias, pero la historia de esa Dolores viviendo en un lugar pequeño, que está en boca de todo el mundo y del qué dirán, a mí me hacen pensar en una ciudad de provincias. Mis padres eran de Logroño y recuerdo lo que contaba mi madre de su juventud con sus amigas y lo que yo vi de pequeña. La Dolores es víctima de eso. Yo en los 80 en Madrid jamás lo ví, iba a veranear a un pueblo y me daba igual, pero ahora se vuelve a vivir.

–¿Sí?

–Ahora con las redes sociales hemos vuelto a la aldea global. Yo no he caído en eso, a mí Twitter me interesa para seguir a la gente a la que admiro, pero es impresionante la hipervigilancia que hay, y no es gracioso.

–La Dolores hoy podría ser una víctima de acoso en las redes sociales.

–Exactamente eso. Es lo que le pasó a aquella concejala que le sacaron un vídeo sexual. Una mujer marcada por un escándalo, como Dolores, no tiene salida, haga lo que haga, esa es una marca indeleble. La Dolores, que parece ser que fue una mujer que existió y que se tuvo que ir de su pueblo, acabó escondida en una pensión de Madrid. Ahora es peor, porque no te puedes esconder.

–¿Usted como la retrata? ¿Cómo una víctima? ¿Cómo una resistente?

–Evidentemente es una víctima, pero una de las cosas que me gustan del personaje es que no es la típica heroína sufriente. El único pecado que comete es ser más libre, divertida, tiene deseo sexual y no lo oculta, tiene una relación con Melchor que es el típico machito que te hace la vida imposible. Dolores es una mujer sola, una naturaleza más libre y transgresora, algo con lo que se nace, y en un sitio pequeño eso ya marca.

–¿La zarzuela sale demasiado poco de España?

–Yo voy a ir a final de año a dirigir "La Gran Vía" a Montevideo, a Uruguay; ya hice una Revoltosa allí. Escucharse fuera se escucha. Mis recuerdos de pequeña son la música que sonaba en mi casa: "El manojo de rosas", "La Revoltosa", "La verbena de la Paloma", "La canción del olvido"... Estaban continuamente sonando. En Iberoamérica tienen también esas referencias. Es impresionante el amor y la emoción que les provoca. Yo redescubrí la zarzuela en 2007, dirigiendo "La Revoltosa" y "Las Bribonas" en el Teatro de la Zarzuela. Por cierto, fui la primera mujer en dirigir en el Teatro de la Zarzuela: qué honor, pero qué vergüenza que no lo hubiera hecho ninguna mujer antes. Me entusiasmé y comprobé que el género está muy maltratado, sigue asociándose con la época franquista y hay muchas zarzuelas maravillosas con unos libretos regulares. La zarzuela nació muy pegada a lo popular y yo la reivindicó por eso. Mi padre, que apenas pudo ir al colegio por la Guerra, llegó a ser un melómano exquisito gracias a la zarzuela, porque lo popular era el "Dúo de Felipe y Mari Pepa", que es una maravilla musical, no una cosa banal. Hay que ir con todo con la zarzuela, hay mucho por hacer.

–¿Muchas dificultades al trasladar la producción de la Zarzuela al Campoamor?

–Técnicamente, yo por plano sé que es un poco más pequeño. Ya sabíamos que íbamos a venir al Campoamor así que la escenografía ya está pensada para quitar alguna pieza y que encaje. Este no es un montaje sencillo, quiere ocupar toda la escena. El Campoamor es un teatro en el que se trabaja muy bien, hay muy bien ambiente y se es muy profesional. Las temporadas de zarzuela y de ópera del Campoamor son muy importantes y animo a los responsables de ellas a apostar cada vez más por ellas y subir los presupuestos. Fuera de Oviedo se sabe que esta casa es muy, muy importante para el género y merece ser apoyada sin fisuras. Hay que dotarla de unos presupuestos que le permitan seguir creciendo.

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