La zarzuela en Oviedo, trabajo hecho y por hacer

Los resultados de la temporada de teatro lírico y sus retos para el futuro

Jonathan Mallada Álvarez

Jonathan Mallada Álvarez

La XXX edición del Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo bajó el telón el pasado sábado con un éxito apoteósico. Este ciclo, al que se le ha impuesto el mantra que los melómanos ovetenses repetimos (de forma inconsciente las más de las veces) de ser el segundo más longevo de nuestro país (tan sólo por detrás de las temporadas que se programan desde el madrileño teatro de la Zarzuela) mantiene su estándar de nivel y popularidad entre el público de la capital del Principado. No obstante, sus posibilidades son muy superiores a las actuales y, durante los últimos años, parecen no haberse explotado plenamente.

Entre los meses de febrero y junio se pudieron disfrutar en la capital del Principado un total de cuatro títulos: "Pan y toros", "La Dolores", "Entre Sevilla y Triana" y "El caserío", además de una gala lírica fuera de abono. Desde la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Oviedo se mantiene la confianza en los intérpretes nacionales, quienes han supuesto el 95,55% de los más del medio centenar de personajes principales de todas las zarzuelas representadas. Tan sólo el barítono mexicano Germán Olvera y la soprano cubanoamericana Mónica Conesa (una promesa lírica que podremos ver en la próxima temporada de la Ópera de Oviedo y del Teatro de la Zarzuela) pueden presumir de ser los únicos cantantes extranjeros contratados en la temporada. Junto a ellos, prosigue la apuesta por los artistas asturianos ya consolidados (casos de David Menéndez, Juan Noval-Moro o María José Suárez) conviviendo con el joven talento lírico de la "tierrina", como María Heres o Serena Pérez.

La calidad de las producciones ha evidenciado, una vez más, el conocimiento de quienes gestionan este festival. Su acierto en la programación y en la elaboración de los repartos artísticos se tradujo en un teatro Campoamor que, en niveles de ocupación (de acuerdo con los datos contenidos en la página "Giglon" de venta de entradas) se mantuvo en torno al 92%. La gala lírica, fuera de abono y celebrada al mismo tiempo que el concierto extraordinario de Semana Santa de la OSPA, sí tuvo menos público, pero las cuatro producciones (en cada una de sus dos funciones), alcanzaron niveles de venta previos a la pandemia (incluyendo la apertura de las butacas de "general"). O lo que es lo mismo, el ciclo vuelve estar a pleno rendimiento.

Sin embargo, si la dirección artística ha rozado el sobresaliente, los diversos agentes involucrados en sacar adelante esta programación no deberían conformarse con menos nota. Sería necesario dotar de mayor presupuesto económico un ciclo como éste, de treinta años de trayectoria y con una audiencia asegurada. Añadir un título más a la temporada y ampliar a tres el número de funciones (para realizar un crecimiento progresivo), se han convertido en una necesidad acuciante, no sólo a nivel de rentabilidad económica, sino también laboral: pensemos en todos los oficios teatrales que aglutina una producción de zarzuela de estas características (eléctricos, utilería, sastrería…) o en el trabajo, durante semanas, de la orquesta Oviedo Filarmonía y del coro Capilla Polifónica "Ciudad de Oviedo" que se resuelve en apenas cuatro horas de funciones en la actualidad. La captación de público de las diferentes regiones españolas mediante una ambiciosa campaña publicitaria y la implicación de la ciudadanía (en la actualidad sólo se celebra, en el RIDEA, un ciclo de conferencias organizado por la asociación cultural "La Castalia") son otros aspectos en los que habría que incidir si se desea apostar, decididamente, por la zarzuela en nuestra ciudad.

Tras casi una década de "paralización" del festival (con disminuciones presupuestarias y pérdida de funciones), la nueva corporación municipal deberá decidir si mantener esta línea continuista o dar un paso al frente en la defensa y promoción de nuestro patrimonio. En sus manos está adoptar las medidas necesarias para que Oviedo se erija como el gran referente lírico del norte de España.

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