Cima dice adiós a la coordinación de las fiestas de El Carbayu de Lugones: "Es triste pero hay que soltar lastre"

El secretario de la Cofradía de Nuestra Señora del Buen Suceso, Juan Bautista Cimadevilla, hace balance de las celebraciones: "Es la mejor romería, no hay muchas fiestas de prau de cinco días"

Juan Bautista Cimadevilla "Cima", en Lugones (Siero).

Juan Bautista Cimadevilla "Cima", en Lugones (Siero). / Sara Arias

Ha sido difícil tomar la decisión pero no hay vuelta atrás. Juan Bautista Cimadevilla, más conocido como Cima, ha dejado la secretaría y coordinación de la Cofradía de Nuestra Señora del Buen Suceso, que organiza las fiestas de Carbayu de Lugones, tras 35 años dentro del colectivo. Le ha costado mucho pero asesorado por su familia ha dado el paso y el próximo verano disfrutará de la romería "con una botella de sidra y a bailar" después de más de tres décadas de trabajo dedicado a los festejos.

"Siento pena de apartarme después de tanto esfuerzo y trabajo, es triste pero entiendo que hay que soltar lastre para empezar a disfrutar de las fiestas con la familia y amigos", asume Cima. Tiene metida dentro la fiesta del Carbayu desde que era pequeño. Nació en 1946 en la calle La Ciega, al lado de la capilla de Nuestra Señora del Buen Suceso. "Lo llevó dentro, son mis raíces", añade. Allí dio sus primeros pasos y empezó a conocer la vida. "Iba a la escuela nacional de Don Víctor, era divertidísimo porque aprendí a fumar, bueno, hasta que me cazó mi padre y me mandó a la Escuela de Maestría industrial", reconoce.

Ya de joven empezó a colaborar en todo lo que pudo con la fiesta y, desde hace 35 años, tomó las riendas de la coordinación de la Cofradía. En aquellos tiempos impulsaron algunas de las que hoy son tradiciones del festejo como el día del pregón, la revista de las fiestas o la celebración al aire libre de la misa el día que el patrón de Lugones, San Félix, en procesión hasta el templo del Buen Suceso. "Se hizo mucho más participativa y alegre", resume. También destaca las carreras ciclistas que tanta fama deportiva han dado a Lugones o el concurso de escanciadores que impulsaron, uno de los primeros de Asturias.

"Cambiamos cosas a mejor y otras las ampliamos, la idea era siempre mejorar la fiesta, que colaborase cada vez más gente y que fuese creciendo, siempre lo hicimos además con mucha ilusión y es un sentimiento que he transmitido a mis hijos y mi nieto Gabriel, de 17 años, que siempre ayuda a repartir el bollo, el año pasado fueron 3.000", comenta. Una labor que no se centra solo en los días festivos, en la primera semana de agosto, sino que es una labor exigente durante todo el año. "Es un trabajo profundo y con sentimiento", detalla.

Juan Bautista Cimadevilla

Juan Bautista Cimadevilla / Sara Arias

Durante el año, Cima recorría todos los negocios y empresas posibles buscando patrocinios para la fiesta, que en el último presupuesto se gastaron 130.000 euros. "Hay que buscar todo el año, aunque es verdad que el Ayuntamiento siempre da una ayuda muy importante". Y esa labor se le daba muy bien, quizá, por su carrera profesional como directivo de banca: "Y no perdí ninguna amistad", dice orgulloso.

También ha habido momentos duros, críticas nada constructivas que "duelen, te llega al corazón porque lo haces con todo el sentimiento profundo y te puedes equivocar pero lo intentas hacer lo mejor posible con esfuerzo y dedicación". Pese a todo las fiestas del Carbayu son de las más reconocidas en Asturias "y dicen que es la mejor romería porque no hay muchas fiestas de prau que duren cinco días, en muy pocos sitios", señala. Un festejo popular en el que el día grande llenan con más de 30.000 personas.

Ahora le queda la nostalgia del recuerdo, de los días y las horas en los que sacrificó a la familia por la fiesta, pero también de esos momentos de alegría y felicidad en los días de las fiestas, viendo las caras de los vecinos disfrutar por todo lo alto. Eso es lo mejor que se lleva. Y anima a los jóvenes de Lugones a implicarse con las fiestas del Carbayu e ir colaborando para tomar algún día el testigo.

Por el momento, hay relevo y Cima de muestra dispuesto a ayudarles con cualquier duda que tengan. "Estaré en el teléfono disponible pero ahora quiero tranquilidad porque porque, al final, como todo en la vida, todo tiene un recorrido y un final", concluye Cima, que espera disfrutar "tranquilamente" las fiestas mientras mira los toros desde detrás de la barrera.