Así fue el cumple diferente de Mareo: El 45.º aniversario llega con división de opiniones por la entrada del protocolo sin padres en los entrenamientos

"Los que venimos de fuera de Gijón a dejar a los críos y tenemos que esperar, ¿qué hacemos ahora? Antes podías entretenerte viendo al crío, pero ahora...", dice uno de los padres

El autocar del Sporting, a su llegada ayer por la tarde a Mareo, ante la reformada torre informativa en el acceso a las instalaciones rojiblancas. | Ángel González

El autocar del Sporting, a su llegada ayer por la tarde a Mareo, ante la reformada torre informativa en el acceso a las instalaciones rojiblancas. | Ángel González / Ángel Cabranes

Ángel Cabranes

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Mareo está de cumpleaños. La Escuela de Fútbol cumple hoy su 45.º aniversario en plena reforma y con varios cambios en su metodología. Entre ellos, el vinculado a que los padres y familiares de los jugadores de categorías inferiores ya no pueden acceder a ver los entrenamientos. La norma entró ayer en vigor con división de opiniones y bullicio en torno a un único campo: el número 2. En el escenario del entrenamiento del primer equipo sí se permitió el acceso libre para ver a un Sporting llegado a media tarde desde Las Palmas. El punto, y especialmente la imagen ofrecida en el Estadio Gran Canaria, ha servido para subir el ánimo tanto de la plantilla, como de la afición. Se notó.

Hubo una especie de punto de no retorno: el inicio de la cuesta que baja hacia los campos de entrenamiento, a la altura de la cafetería. Ejerció de frontera. A partir de ahí se trazó una especie de línea invisible entre los jugadores de la base, y los padres o familiares que les trajeron a Mareo. Unos metros más abajo, una empleada de la empresa de seguridad contratada por el club, informaba a los despistados de la necesidad de cumplir con el protocolo del club. A media tarde, no hubo ni quejas, ni discusiones. Sí opiniones encontradas.

Varios padres y aficionados, ante dos jugadores de la base, al fondo, que se dirigen a entrenar. | Ángel González

Varios padres y aficionados, ante dos jugadores de la base, al fondo, que se dirigen a entrenar. | Ángel González / Ángel Cabranes

"Los que venimos de fuera de Gijón a dejar a los críos y tenemos que esperar, ¿qué hacemos ahora? Antes podías entretenerte viendo al crío, pero ahora...", comenta un padre que respeta la decisión, pero no la comparte. Entre los más preocupados, los que tienen niños más pequeños. "Espero que se adapte bien, pero...", comenta otro de los progenitores al que esta decisión le parece "un poco de cara a la galería".

Emma Martínez es contundente: "A mí lo de no dejar entrar a los padres me parece un poco tontería". Ella no tiene a su hijo jugando en la cantera del Sporting, pero como si lo tuviera. De su mano va Mario Alegría, de tan solo 4 años. Va vestido con el uniforme del conjunto rojiblanco de arriba a abajo. No para de buscar a Djuka, su ídolo. "Tienen que tener un poco de flexibilidad, sobre todo, con los más pequeños", continúa Emma. "A partir de 8 años o así entiendo que los padres igual sobramos viéndolos entrenarse, pero antes de esa edad...", explica.

La idea de Emma es compartida por varios padres, que aprovechan la soleada tarde para tomar algo en la cafetería y matar el tiempo de otra manera. Otros lo asumen con cierta normalidad, como una medida que poco a poco se irá viendo en todos los clubes. Sin padres, la actividad es igualmente intensa.

Emma Martínez, ayer, junto a su hijo Mario Alegría. | Ángel González

Emma Martínez, ayer, junto a su hijo Mario Alegría. | Ángel González / Ángel Cabranes

Cuesta abajo se ve ahora acceder a los campos a Aleco Irarragorri, hijo del presidente del Sporting, y Pepe Acebal. El camino contrario lo hace el arquitecto encargado de las obras iniciadas en Mareo. Mientras, otro grupo de críos accede a uno de los módulos habilitado como aula de estudio para los jugadores que vienen de fuera de Gijón en los autocares habilitados por el club. Es otra de las novedades de esta temporada, la de dar facilidades para que los niños de la cantera continúen con sus estudios en las horas previas o posteriores a su entrenamiento. "A los que mejor les ha venido todo esto es a los entrenadores. Están encantados con que no haya padres para trabajar más tranquilos", se escucha.

Mareo también inició la semana con la torre de la entrada a las instalaciones reformada. Desde ahora luce de un rojo más intenso y con las letras de la Escuela de Fútbol de Mareo y el escudo del Sporting, más pulidas. La torre también ha pasado a incluir el logo de Orlegi Sports, nuevo máximo accionista del club rojiblanco. Muchas cosas han cambiado en Mareo en los últimos 45 años. Más quiere cambiar Orlegi en los próximos meses.

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