La vuelta de Gragera a El Molinón en boca de su protector en el Espanyol: "Ya le dije que esté tranquilo"

"Para mí es un como un hijo o un sobrino". Rafa Marañón habla de José Gragera, futbolista criado en Mareo que el pasado mercado de invierno fue traspasado por el Sporting al Espanyol. El sábado regresará por primera vez a El Molinón. "Desde que llegó he estado cerca de él. Tratando de animarle porque, ya sabe, es gijonés y eso a mí...", dice el directivo blanquiazul sobre su querencia a ayudar a todo sportinguista. "Le ha costado entrar en el equipo por alguna lesión, pero lleva dos partidos como titular y lo está haciendo muy bien. En Valladolid fue de los mejores y ante el Leganés estuvo a muy buen nivel, pero como perdimos todo luce menos", detalla. En cuanto a su progresión y su reaparición en Gijón, es claro. "Es un chaval extraordinario y un futbolista que me gusta. Con un poco de esfuerzo estoy seguro de que se hará con el puesto durante toda la temporada. Ya le he dicho que esté tranquilo", subraya.

"Quini, Churruca, Paquito, Puente, Alonso, Eraña, José Manuel, Echevarría... Es que teníamos un plantillón". Rafa Marañón (Olite, Navarra, 1948) repasa el equipo que protagonizó el cuarto ascenso a Primera de la historia del Sporting, el de la 1969-70. Campeones de Segunda, Quini logró entonces el primero de sus siete trofeos "Pichichi", con 21 goles. Muy cerca del Brujo, con 18 tantos, el ahora consejero del Espanyol, quien regresará el sábado a El Molinón encabezando la representación institucional del próximo rival de los rojiblancos. "Va a ser un partidazo", asegura.

"Vi el partido y me asusté. ¡Menudos golazos!", cuenta Marañón de la imagen desplegada por el Sporting en Albacete el pasado domingo. Sigue intensamente la actualidad del conjunto rojiblanco. Solo jugó una temporada en el Sporting, pero aquel año marcó para siempre su vida. En Gijón conoció a Cruz, su mujer, hija de Luis Canal, dueño de una popular sidrería situada a unos metros de la pensión de Casa Herminio, donde se alojaba el ahora directivo del club perico y la gran mayoría de futbolistas rojiblancos que llegaban de fuera. "Compartía habitación con Churruca y en la de al lado estaban Tati Valdés y Paquito", explica. Casi nada.

"El Sporting llevaba unos años que jugaba bien, pero terminaba siempre con problemas para hacer gol. Este año me da la sensación de que lo ha solucionado", continúa Marañón sobre su análisis del equipo rojiblanco, situado a dos puntos de su Espanyol, segundo y marcando la zona de ascenso directo. "Ahora todos los rivales nos tienen un poco señalados. Nos pillan con ganas. Al hecho de ser un recién descendido hay que sumar que el Espanyol tiene nombre en esta categoría. Ojo, el Sporting también es de los que tiene mucho nombre, ¿eh?", advierte antes de charlar sobre cómo llegan los de Luis García a El Molinón.

"Está todo muy apretado por arriba. Nosotros parecía que habíamos abierto brecha tras ganar al Valladolid y mire, perdemos contra el Leganés, un equipo aguerrido y bien plantado, y vuelve a estar todo en pocos puntos", apunta Rafa Marañón mientras ultima los preparativos para el desplazamiento a Gijón. No ha vuelto desde el pasado mes de abril, cuando el club y la Asociación Anselmo López organizaron un reconocimiento a quienes lograron el ascenso de la temporada 1969-70. "No voy a tener tiempo a dar un paseo o a ver a los amigos, pero ellos, como el Churru (Churruca) ya saben que les quiero mucho. A ellos y a Quini, al que echo mucho de menos", concluye Marañón.

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