Cuatro heridos, un terrorista y una decena de agentes de policía dispuestos a salvar la situación. Lo primero es reducir «al malo»; luego, extraer a los heridos de la zona a otra más tranquila. Una vez asegurados, hay que darles atención médica de emergencia, porque las afecciones hacen que sus vidas peligren y el reloj corre en contra. Así fue una de las prácticas centrales del taller de medicina táctica al que se sometieron, ayer por la tarde, veinte miembros de la Policía Local de Oviedo en su acuertelamiento del Rubín. En la actividad pudieron practicar desde el uso de agentes hemostáticos, como torniquetes, hasta la asistencia y transporte de heridos en plena «zona caliente», o de conflicto. «Enseñamos a los agentes lo que pueden hacer médicamente dentro de una operación táctica, cuando hay una amenaza activa y no hay tiempo para hacer otras intervenciones». Duarte Serrano trabaja en el SAMU y es el director médico de J&E Diforsa, la empresa que imparte el taller. Momentos antes había terminado de explicar a los policías como efectuar torniquetes, tanto a heridos como a sí mismos, en una situación en la que tienen todo en contra.